Una, dos, tres... podemos contar y seguramente descontarnos con las desastrosas noches del Barça en Europa en los últimos años. Desastrosas o quizás intolerables. Descolocado desde el primer minuto en Anfield, el Barça volvió a tocar fondo, y de verdad, en Liverpool.

El alma guerrera que se había mostrado en más de una ocasión esta temporada, con grandes resultados en escenarios temibles, acabó por esfumarse en el mítico estadio del Liverpool. Ya no se pudo cubrir el humo con la magia y los goles de Leo Messi. Nadie se pudo tapar los ojos y no admirar al Barça gracias al argentino. Si él no funciona, y parece que también es humano, no hay quien coja las riendas.

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Repetir los errores

Hay que decir que el Barça fue fulminado por un Liverpool que fue justo vencedor. En el Camp Nou sufrieron una excesiva goleada porque los reds jugaron mejor. Sólo el acierto de Messi y de Luis Suárez taparon el estilo antiblaugrana.

Y en Anfield, repitiendo la idea defensiva, de no tener el control y de esperar a que llegara la iluminación divina del líder, se acabó claudicando. Fue porque el Barça se empequeñeció, tal como pasó la temporada pasada en Roma, como pasó en el campo de la Juventus o como pasó en el Parque de los Príncipes contra el PSG.

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Ernesto Valverde todavía no ha entendido que el ADN Barça está para confiar siempre y con los ojos cerrados. Y no vale que el entrenador acepte la responsabilidad. Adaptarse para mejorar debió pensar. Es verdad que puede hacer más daño al contragolpe, pero también se tiene que tener claro que el estilo del Barça es incuestionable.

Y Anfield fue un clamor. El Camp Nou tendrá que seguir envidiando aficiones y estadios como el del Liverpool, animando sin agotarse desde el primer y hasta el último minuto. El Liverpool sí ha sabido hacer de su estadio un templo de verdad. 135 años de historia y consiguiendo nuevas gestas que pasarán a la historia del fútbol.

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El Barça es menos Barça

Menos Barça que nunca y con la necesidad de cambios estructurales. Esta es una generación de oro, con Messi como insignia, pero también se tiene que saber como afrontar el futuro. Ernesto Valverde ha trampeado y ha ganado dos Ligas y aspira a dos Copas del Rey, pero la Champions ha acabado por sentenciar su fútbol.

Se gana, se marcan goles, se domina en España, pero se tienen errores imperdonables en Europa. Y hay que repensar si el plan de Valverde es el mejor para el Barça. ¿Y qué jugadores no tienen que seguir? Se abre el debate en el barcelonismo. La Copa no será consuelo.