Aunque su regreso se daba por cerrado, la realidad es que Brahim Díaz no llegará al Real Madrid en verano. Por mucho que esté ofreciendo un buen rendimiento en las filas del AC Milan y haya experimentado una progresión brutal desde que aterrizó, la realidad es que no hay intención de ejercer la opción de recompra que pactaron. Y en un principio, decían que el responsable de esta decisión era Florentino Pérez, que valoraba otras opciones para reforzar el ataque.
No obstante, la realidad parece ser bastante diferente. Y sería el propio jugador quien no tiene intención de recalar en el Santiago Bernabéu, por un simple motivo, y es la presencia de Carlo Ancelotti. No perdona que el técnico italiano se opusiera a la idea de que volviera el pasado verano, cuando fue una opción que estuvo encima de la mesa, al considerar que no tenía el nivel suficiente, y que no era un fichaje necesario en absoluto.
Cree que, mientras ‘Carletto’ sea el entrenador del cuadro blanco, no tiene posibilidades de ser importante y de tener continuidad. Y eso es exactamente lo que pide el ex del Málaga y del Manchester City, que solamente se moverá de San Siro para marcharse a un conjunto más ambicioso donde sí pueda disfrutar de regularidad y sentirse titular. En caso de que no le garanticen eso, prefiere quedarse donde está, pues ha se mostrado muy cómodo.
Brahim, por lo tanto, no vivirá una segunda etapa en el Madrid, al menos por ahora. Permanecerá en la entidad ‘rossonera’ más allá del mes de junio, cuando expira el contrato de cesión, si bien ejercerá la opción de compra valorada en 22 millones de euros que disponen. Uno de sus planes a corto plazo es poder ganarse la convocatoria con ‘la Roja’, y convertirse en un fijo en las listas de Luis de la Fuente, que sabe que lo tiene entre sus planes.
Ancelotti tiene la culpa de que Díaz no esté interesado en convertirse en el reemplazo de Marco Asensio, pese a ser una de las alternativas que controlaba el presidente.
Brahim, una apuesta personal de Florentino Pérez
Hay que recordar que Brahim fue una apuesta personal de Florentino Pérez en su momento. Muchos creían que no era una incorporación necesaria, y mucho menos urgente, pero decidió pagar 20 millones de euros hace exactamente cuatro años, antes de que quedara libre en junio, robándoselo a Pep Guardiola.
Una jugada que nunca dio el resultado esperado, siendo suplente habitual, motivo que le llevó a hacer las maletas en 2020, para recalar en Milán.