El Andorra araña un punto de oro ante un impotente Espanyol (1-1) que vuelve a despertar fantasmas del pasado. Desde la llegada de Manolo González al banquillo, el Espanyol no conoce la derrota y con este encadena 6 partidos puntuando, pero, sin embargo, el empate frente a los tricolors sabe a derrota para un equipo que vuelve a desperdiciar otra bala. El Andorra, por su parte, llegaba con el agua al cuello en una lucha descarnada por mantener la categoría y los de Ferran Costa han presentado argumentos más que decentes para, incluso, llevarse los tres puntos de uno de los estadios más difíciles de la categoría.
El partido, con el 'picante' añadido de la presencia de Gerard Piqué en el palco, apuntaba a una pelea a vida o muerte por sumar los tres puntos. Sin embargo, la realidad es que fue una decepción que deja sensaciones completamente contrarias: los visitantes salen reforzados, habiendo hecho gala de una gran gestión del partido y desquiciando a unos locales que, aun sumando, dan la sensación de estar perdidos y a la deriva en la categoría.
Un Andorra muy atrevido ponía contra las cuerdas al Espanyol
La primera parte comenzaba con un Andorra atrevido que, lejos de parecer el colista de Segunda División, ponía en serios aprietos al Espanyol. Los visitantes no se achantaban ante uno de los grandes de la categoría y salían a morder. Aunque la posesión era de los locales, las ocasiones las ponían los visitantes. Y tanto va el cántaro a la fuente que, al final, se rompe: después de varios acercamientos en botas de Julen Lobete y de Rubén Bover, sería Iván Gil quien estrenase el marcador con un remate desde el lado izquierdo del área que fue directo a la escuadra derecha.
Un golazo para un Andorra que no bajaba los brazos ante un Espanyol que parecía espabilar después de recibir el primer golpe. Los periquitos crecieron con el balón y Keidi Bare, Jofre Carreras y Javi Puado probaron a un Nico Ratti que apenas había tenido trabajo en la primera media hora. El árbitro señalaba el descanso y ambos equipos se encaminaban hacia el vestuario con sensaciones opuestas: la satisfacción de un Andorra que mereció más, frente a la impotencia de un Espanyol que comenzaba a despertar fantasmas del pasado.
El Espanyol creció tras el descanso y las tornas cambiaron
A la grada no le gustaba lo que estaba viendo y no dudó en mostrar su disconformidad con la actuación local. Luis Blanco (hoy sustituto de Manolo González, sancionado) debía estar de acuerdo con la parroquia blanquiazul y no esperaba más: daba entrada a Pol Lozano y a Gastón Valles en sustitución de Keidi Bare y Victor Ruíz. Estos eran el segundo y tercer cambio del Espanyol después de que Álvaro Aguado sustituyera a un Nico Melamed lesionado en el minuto 26'. Los cambios no tardarían en dar sus frutos: los locales siguieron creciendo y solo 6 minutos después, Martin Braithwaite aprovechaba un centro de Omar El Hilali para poner las tablas en el luminoso.
Parecía que el Espanyol iba a más y, de hecho, solo Ratti y el palo impidieron que Braithwaite se anotase un segundo gol en su cuenta particular. Con el paso de los minutos, la embestida blanquiazul aflojaba y el Andorra parecía volver a la imagen inicial aprovechando sus oportunidades a la contra para hacer daño a los pericos. Los visitantes, conocedores de su crítica situación y de la importancia de puntuar en uno de los campos más complicados de la categoría, aprovechaban cada ocasión que tenían para arañar unos segundos al reloj.
Un empate que deja sensaciones opuestas
Con todo llegamos a un tramo final donde los de Ferran Costa se encargaron de dormir el partido. El Espanyol seguía insistiendo, pero no asustaba a un Andorra que ponía sus esfuerzos en defenderse y en aprovechar sus oportunidades. La insistencia de los locales y los contragolpes de los visitantes pasaban factura a ambos equipos, dejando reflejado el desgaste físico en las lesiones de Diego González y Javi Puado durante la recta final del encuentro.
Se sucedían las sustituciones y, entre tanto, tan solo Gastón y Braithwaite remataban tímidamente pero sin llegar a inquietar a Ratti. Con esto llegábamos al final de un encuentro en el que Espanyol y Andorra empataban a todo y sumaban un punto que deja sensaciones opuestas: al Espanyol no le sirve para nada y gasta una bala más en su pelea por la primera plaza, mientras que el Andorra suma un punto que sabe a gloria y que les acerca a la salvación.
Con este resultado, los pericos suman 59 puntos, son terceros y pueden cerrar la jornada cayendo hasta la cuarta posición. Los tricolors, por su parte, tienen 36 puntos y se colocan a solo dos de la permanencia. Sin duda, se espera un tramo final de temporada donde cada punto es oro y un empate como el de hoy puede ser clave en el devenir de cada equipo.