El Barça esperaba anunciar prácticamente de manera seguida las renovaciones de Pedri y de Ansu Fati, los dos jugadores de la primera plantilla blaugrana llamados a liderar el nuevo proyecto de Joan Laporta. Con el canario las conversaciones fueron rápidas, hasta cerrar el acuerdo en un tiempo récord. Con Ansu Fati, en cambio, la situación sigue encallada por las exigencias de Jorge Mendes, un duro representante que no piensa firmar nada a corto plazo. Y es que todo se complicó cuando Ansu Fati decidió cambiar de representante, de Rodrigo Messi a Jorge Mendes, pues el portugués tiene mucha más experiencia y mucho más duro en una mesa de negociación.

Y es que desde el entorno de Ansu Fati no entienden que el Barça le haya puesto la etiqueta al jugador de ser el sustituto de Messi, pero que a la hora de renovarle el contrato las condiciones estén muy alejadas de las que debería percibir una supuesta perla mundial.

Jorge Mendes, representante de Ansu Fati / EFE

Mendes exige un contrato de 2 años

Ansu Fati entiende que el Barça, en estos momentos, no puede asumir grandes fichas. Por eso, Jorge Mendes ha decidido exigir un contrato corto, de solo 2 años, para después volver a negociar un nuevo contrato más alto. El Barça, en cambio, quiere firmar ahora un contrato largo en el que el delantero cobraría una gran parte de variables, además de ir aumentando la ficha año tras año.

Estas propuestas no están gustando a Jorge Mendes, que de momento ha paralizado las negociaciones para darse un respiro, consciente de que Ansu Fati quiere seguir en el Barça. El representante, sin embargo, no quiere que el barcelonismo del jugador le lleve a firmar un contrato que considera injusto, por mucho que la situación económica del Barça sea mala.

Ansu Fati, conduciendo el balón ante Koke, en el Atlético de Madrid-Barça de la pasada jornada / EFE

Cláusula de rescisión asumible

El otro punto de fricción es la cláusula de rescisión. Con Pedri González el Barça ha logrado poner una cláusula de 1.000 millones de euros, una manera de decirle al mundo que es totalmente intransferible sea cual sea la oferta que llegue, pues nadie puede pagar 1.000 millones por un jugador.

Esta misma cláusula fue propuesta a Jorge Mendes, que no tiene intención de aceptarla. El representante quiere una cláusula de rescisión alta, pero asumible por los grandes clubes. Ansu Fati quiere jugar en el Barça, ser su líder, pero también una vía de escape por si el proyecto acaba en fiasco o si tiene cualquier problema que le invite a cambiar de aires. Esa petición molesta al Barça, que en ningún caso quiere estar sufriendo por si el jugador decide irse en un futuro como hizo Neymar, una carta que permitiría a Ansu Fati exigir mejoras contractuales cada dos por tres.  Ansu, pues, no es Pedri. Las negociaciones para su renovación serán largas, a no ser que una de las partes baje del burro y acepte condiciones que ahora son imposibles de entender para la otra parte.

 

Imagen principal: Ansu Fati, calentando antes de volver a jugar tras superar su lesión / Europa Press