Los Estados Unidos tienen un complejo de superioridad surrealista. Una frase que se podría aplicar en casi cualquier aspecto de su sociedad, pero que, por alguna razón, incrementa exponencialmente en el mundo del deporte. Si bien es cierto que son los grandes dominadores en varios deportes, su narcisismo y las faltas de respeto hacia el resto de países generan polémicas constantes. La más viral del último año, el "¿Campeones del mundo de qué?", de Noah Lyles, refiriéndose a las ligas domésticas norteamericanas (NBA, NFL y MLB)

Pues esta arrogancia ha vuelto a aparecer esta semana. Ayer terminó la Intercontinental Cup Singapore 2024, un torneo de pretemporada en que participaban varios equipos de todo el mundo. Entre ellos, el G League United, con un róster formado por las principales estrellas de la G League, la "segunda división" de la NBA, donde juegan los aspirantes a llegar a la mejor liga del mundo. Un equipo lleno de egos americanos que pensaban destrozar al resto de equipos. Sorpresa, quizás no son tan buenos como se pensaban.

Unicaja de Málaga, campeones de la Intercontinental Lagar 2024 / Foto: EFE
El Unicaja de Málaga, campeones de la Intercontinental Lagar 2024 / Foto: EFE

El Unicaja aplasta la soberbia norteamericana

El torneo empezó con unas declaraciones de Juan Toscano-Anderson, jugador de la G League y campeón de la NBA con los Warriors en 2022: "Creo que la G League es la segunda mejor liga del mundo, y queremos demostrarlo". En la fase de grupos derrotaron con facilidad al Quimsa argentino en la primera jornada, pero ya sufrieron mucho para superar, con dos tiros libres en el último segundo del partido, a los Jackjumpers de Tasmania en la segunda. Con eso tuvieron suficiente para llegar a la final, donde se encontraron con el Unicaja de Málaga, que había destrozado al Petro angoleño y al Al-Riyadi del Líbano en la primera fase. Los norteamericanos se sentían imparables y no temían a un equipo europeo que ni siquiera jugará la Euroliga esta temporada.

Sin embargo, contra todo pronóstico (el suyo), se encontraron con una defensa europea que los ahogó en todo momento. Los malagueños los superaron en todas las facetas del juego: eficiencia, intensidad, rebotes, asistencias, recuperaciones. Absolutamente en todo. Y en un tiempo muerto en la mitad del tercer cuarto, con un resultado de 52-34, llegaron unas nuevas palabras de Toscano-Anderson que han encendido las redes: "Nuestro sueño no es jugar en la maldita ACB o la Euroliga. Nuestro sueño es jugar en la NBA y ganar millones de dólares. Lo que nos están haciendo es vergonzoso, inaceptable". El Unicaja acabó ganando la final por 15 puntos (75-60) y levantando el título. Los norteamericanos, desolados al recibir la medalla de plata.

Los jugadores de la Euroliga se unen a la fiesta

Este comentario no pasó desapercibido por todos los jugadores de la máxima competición europea. Mike James, exjugador de la NBA y actual líder del Monaco, no pudo resistir la tentación de contestar en la red social X: "Simplemente porque tu sueño sea jugar en la NBA no quiere decir que seas mejor que los jugadores de la Euroliga o la ACB. Ser humillado por un equipo que no juega en la Euroliga después de hablar así es muy gracioso". El base de 35 años ya había respondido anteriormente a las declaraciones de Toscano-Anderson sobre la G League con uno simple "Ni de cerca. Tienes que ser muy atrevido para pensar eso".

Pero él no fue el único en reaccionar en X. Un viejo conocido del Barça, Malcolm Delaney (también ex NBA y actual jugador del Olimpia MIlano), fue todavía más contundente con el equipo americano: "No sé por qué los jugadores de la G League piensan que son mejores que los de la élite europea. Siento ser yo quien os lo diga. NO LO SOIS. La ACB es la mejor liga doméstica y lo es desde hace tiempo por su nivel y el estilo de juego. El Málaga no es ni el mejor equipo". Los dos jugadores continuaron con esta pelea en las redes durante horas, con una cura de humildad para todos los seguidores de la G League.

Al fin y al cabo, el Unicaja no solo levantó el título, también bajó los humos de todos los americanos seguidores del baloncesto y demostró que este deporte, jugado en equipo, es más bonito y eficiente.