Pierre-Emerick Aubameyang tenía la esperanza de ser el gran argumento ofensivo del Barça 2022/23. Su excelente rendimiento en el segundo tramo de la temporada pasada, en la que sorprendió a todos, parecía que le abriría las puertas a ser el 9 del Barça. Xavi Hernández, sin embargo, tenía otros planes para él e insistió en lograr el fichaje de Robert Lewandowski una vez Mateu Alemany le comunicó que la incorporación de Erling Haaland era económicamente inviable.
Y el Barça acabó logrando lo que parecía imposible, fichar a Lewandowski, que antes de que Memphis Depay haga las maletas ya se ha agenciado el dorsal 9, el clásico que llevan los delanteros centros, como en el pasado lucieron, entre otros muchos, Quini, Ronaldo Nazario, Eto'o o Luis Suárez.
'Auba' acepta el reto
La llegada de Lewandowski fue un claro mensaje a Aubameyang de que tendrá que adaptarse al rol de delantero suplente, aquel que jugará para que el polaco descanse i en momentos de dificultad en los que el Barça necesitará más pólvora arriba. Lejos de venirse abajo, el gabonés aceptó el reto, pues está encantado en el Barça, donde mantiene una gran relación con Dembélé, con el que coincidió en el Borussia Dortmund.
De hecho, muchos clubes pensaron que con Lewandowski el Barça traspasaría a Aubameyang, por lo que preguntaron por la opción de fichar al delantero gabonés. Xavi lo quiere en el equipo, mientras que el jugador no quiere oír nada de salir del Camp Nou, pues se ha adaptado en un tiempo récord. Clubes como el Chelsea o el Manchester United lo querían, pero ya saben que esta temporada Aubameyang jugará como suplente de Lewandowski, un rol que no ha ocupado nunca.
Aubameyang, encantado en el Barça
13 goles en 23 partidos. Este es el espectacular rendimiento que tuvo Aubameyang la temporada en el Barça, al que llegó en el mercado de invierno. El gabonés, que en el Borussia Dortmund y en el Arsenal se había inflado a marcar goles, había desaparecido de las alineaciones de los gunners por sus desavenencias con Mikel Arteta, por lo que su estado de forma era una auténtica incógnita, además de tener famar de ser un jugador poco disciplinado.
Aubameyang no tardó en callar a sus críticos, pues desde un primer momento demostró ser un delantero letal, justo lo que le faltaba a un Barça que desaprovechaba demasiadas ocasiones de gol por la falta de instinto. En su cuarto partido, en Mestalla, el gabonés firmó un hat-trick, y las buenas sensaciones siguieron en Nápoles, donde marcó un auténtico golazo, y con el Athletic Club. Aubameyang rendondeó su excelente curso en el Santiago Bernabéu, donde marcó 2 goles y dio una asistencia en el 0-4 del Barça, la única alegría de una temporada para olvidar.