El primer Clásico de la temporada ha acabado con sonrisa para el Real Madrid (80-90). El Barça se ha quedado sin batería en el segundo tramo de partido y no ha podido replicar la energía demostrada durante el inicio del encuentro, que ha conseguido igualar el duelo. La gran actuación de Laprovittola tampoco ha sido suficiente para doblegar un conjunto blanco que se ha mostrado más rodado. Con este resultado, el proyecto de Roger Grimau, que ya había disputado la Liga Catalana con todos los fichajes disponibles, arranca la temporada con una derrota que le impide jugar la final de la Supercopa Endesa, que la disputará el equipo de Chus Mateo el próximo domingo a partir de las 20:00 contra el ganador del Murcia - Unicaja.
Laprovittola marca la batuta blaugrana, pero choca con la solidez blanca
El inicio de partido en el Palacio de los Deportes de Murcia ha sido de una intensidad muy elevada. Ambos equipos han saltado al parquet con ganas de mandar en el partido y eso se ha traducido en la elevada anotación que hemos visto por parte de los dos equipos. En el caso del Barça, esta energía es una de las señas de identidad que quiere impulsar Roger Grimau en su equipo. El catalán es un técnico que ofrece más anarquía ofensiva a sus jugadores con comparación con Sarunas Jasikevicius, amante del orden y la disciplina, y eso puede tener lecturas positivas y negativas.
De hecho, ya se ha comprobado en este primer Clásico de la temporada. En el primer cuarto, el acierto de los blaugrana ha sido muy elevado. Comandados por un Laprovittola estelar, que ha anotado 16 de los primeros 20 puntos culés, los barceloneses se han marchado al final del primer descanso mandando en el marcador con uno ajustado 25-22. En el segundo periodo, en cambio, los hombres de Roger Grimau no han sabido mantener el ritmo y el Real Madrid se ha apoderado del partido. Tavares no ha fallado a su cita con el palo bajo de los Clásicos y los blancos han sabido remontar el parcial negativo al descanso (40-42).
Campazzo apaga la ilusión del Barça
El tercer cuarto ha servido para confirmar las sensaciones vividas durante los últimos minutos de la primera mitad. El Barça cada vez acusaba más el desgaste físico y el Real Madrid aprovechaba la situación para mandar con mano de hierro. Impulsados por un Campazzo que ha dejado varias jugadas de una calidad incalculable y por un Tavares imperial defiende, el conjunto azulgrana ha encarado el último cuarto con 8 puntos de ventaja (59-67).
Finalmente, el Real Madrid ha confirmado su triunfo con un último cuarto en que ha vuelto a imperar el juego ofrecido para los hombres de Chus Mateo, mucho más pausado. Los blancos, más rodados y con los conceptos más claros, además, han recibido una anhelada de aire fresco con los triples de Hanga y Rudy Fernández, que han asegurado su clasificación para la final de la Supercopa Endesa.