El Barça ya está en la final de la Copa del Rey. Después de superar al Manresa con un triunfo trabajado (102-91), los hombres de Roger Grimau no han temblado y han derrotado con autoridad al Lenovo Tenerife (108-76) en las semifinales gracias a un ritmo ofensivo que ha secado las esperanzas de los isleños. Tras de esta victoria, los blaugrana buscarán el título contra el Real Madrid, que ha derrotado al Valencia (95-76) y al UCAM Murcia (84-79), este domingo a partir de las 18:30 horas. El primer Clásico del año que promete emociones e igualdad.
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El Barça apaga el Tenerife con un segundo cuarto histórico
Tal como sucedió en el tercer duelo de cuartos de final, el duelo ha empezado marcado por la palabra intensidad. Conscientes de la gran oportunidad que tenían delante, Barça y Tenerife han saltado al parquet del Martín Carpena con mucha energía. Las dos defensas estaban siendo protagonistas y el duelo se ha marchado al primer descanso con un 14-16 favorable a los isleños que, sin embargo, no tardaría a virar en los próximos minutos.
Y es que la cara del partido ha cambiado por completo en el segundo cuarto. Los hombres de Roger Grimau han exhibido su mejor versión y han empezado a sumar posesiones de mucha calidad, hasta el punto que han anotado 40 puntos en estos 10 minutos, firmando el récord de anotación en un cuarto de toda la historia de la Copa del Rey. Un ritmo ofensivo inaguantable para el Tenerife que solo ha encontrado ocho puntos y que ha acabado el primer acto 20 puntos por debajo (54-24) y teniendo que abandonar casi por completo el sueño de pisar la final.
El Barça no da espacio a la sorpresa
Con este contexto, el Barça ha encarado los últimos 20 minutos de partido con un único objetivo: alargar las posesiones, mantenerse fuertes en defensa y no dar ningún tipo de esperanza al Tenerife. Para hacerlo, Roger Grimau ha dado bastantes minutos a Jokubaitis y Joel Parra, a dos jugadores que han mostrado un gran rendimiento defensivo durante toda la temporada, y el resultado ha sido más que satisfactorio, ya que el conjunto blaugrana no ha sufrido en ningún momento.
De hecho, el último cuarto ha sido un verdadero trámite. En las gradas todavía había cierta ilusión con una posible remontada, pero era racionalmente imposible. Tanto es así que la semifinal se ha acabado resolviendo con un 108-76 que no ha dejado ningún tipo de discusión. Los barceloneses ya están en la gran final con un golpe de autoridad que augura un Clásico de cinco estrellas.