Se lo querían sacar de encima y ya no sabían cómo. El Barça ha decidido dar la carta de libertad a Arturo de Vidal y facilitar su salida porque cabe club, ni él mismo, tengan que pagar para que pueda fichar por otro equipo. Como mínimo, deben pensar dentro del club, se ahorran una ficha con quien todavía tenían un año de contrato firmado. En su perfil de twitter todavía se define como jugador azulgrana pero muy pronto podría hacerse el anuncio oficial de otro equipo. Todos los caminos parecen apuntar hacia el Inter de Milán donde su entrenador, Antonio Conte, parece que lo ha pedido y con quien guarda una buena relación. Este es el segundo jugador, después de Rakitic, que marca el camino hacia la limpieza integral que el primer equipo quiere hacer.
Repasando las declaraciones del chileno de los últimos días apuntando la directiva y cargándose al Barça como un club que ya ha perdido la identidad y los valores, no se espera que se le dé un homenaje de despido como lo que recibió el croata. Tampoco repasando su trayectoria: llegó en el 2018 procedente del Bayern por 25 millones de euros. Y fue el consuelo después de no ser capaces de llegar a ningún acuerdo con Pogba y Rabiot. Era un jugador reclamado por Valverde con quien esperaba que el equipo recuperara musculatura y el carácter, fuerte e imprevisible de Vidal, fue bien visto en unos momentos donde el equipo empezaba a visionarse su falta de carácter. Pero fue un fracaso más, el cuarto de aquella temporada donde se ficharon Arthur Melo, Malcom y Clément Lenglet, lo único que se ha salvado del despropósito.
Las estadísticas de Vidal consolidan su pésimo legado: en su primera temporada disputó 33 partidos de Liga y fue titular en 22 de ellos pero el Barça, con él dentro del campo, sólo ganó 11. En Champions y Copa no vale la pena ni analizarlo. Con respecto a los goles marcó tres en todas las competiciones y en ninguna fue decisivo. Las temporadas siguientes empeoraron los números. El chileno tenía una cláusula de 300 millones de euros, impensable que alguien pagara con lo que se ha convertido y ha demostrado a sus 33 años.