Ni en el último partido de la temporada en el Camp Nou eres capaz de ganar. El Barça ha perdido contra el Celta por un doblete de Santi Mina que han anulado la diana de Leo Messi (1-2). En la penúltima jornada del campeonato doméstico, que ha sido unificada, lo que ha quedado claro es que los culés han quedado fuera de la Liga después de las dos victorias del Atlético de Madrid y el Real Madrid y certifican un final patético y sin perdón.
Un Barça que se hunde
Los culés han recibido la visita de los gallegos con la intención de sumar los tres puntos, asegurarse el sitio fijo en la Champions y soñar con el milagro de la Liga. El Atlético de Madrid llegaba dependiendo de él mismo y el Real Madrid esperaba el pinchazo de sus vecinos.
Los culés han dominado, han controlado y han generado ocasiones de peligro, pero la diana se resistía. No ha sido hasta casi la media hora de juego cuando Messi ha abierto la lata. El Celta era inofensivo, sin un chute entre los tres palos, y a la primera que lo prueban, gol. Santi Mina iguala el partido con un chute lejano delante de un Ter Stegen que, incomprensiblemente, se ha quedado quieto. El rendimiento del alemán las últimas semanas está siendo cuestionable, impropio de su figura.
Una de las imágenes más repetidas era la de Ronald Koeman con los brazos cruzados, impotente ante la situación. Con las tablas, los catalanes necesitaban a alguien que desencallara el tapón y Riqui Puig era el escogido. Después de la comida entre el presidente Joan Laporta y el holandés, confianza en el de la cantera. Después han entrado Braithwaite, Trincao y Pjanic, que no ha servido de nada.
La mejor historia de amor
Y del partido, a una posibilidad en clave blaugrana. Como el último día de verano, aquella canción que no quieres que acabe, despedirte de una persona que amas... Las despedidas no siempre son fáciles, más bien algunas son auténticos dramas. Pero forman parte de la vida. Tarde o temprano se tienen que afrontar y se tienen que asumir las consecuencias. La historia de Messi y el Barça es de aquellas que los aficionados no quieren que acabe nunca. La realidad es que algún día llegará, pero no quieren ser conscientes, sólo piensan en todo lo que han disfrutado y en todas las cosas que ha dado al barcelonismo.
Este discurso no es para ser catastrofista sino para contemplar un escenario que puede ser verdad. Aunque la renovación con el club de su vida coge más peso cada día, Messi sigue sin pronunciarse y el de este domingo podría haber sido el último partido del argentino con la camiseta del Barça en el Camp Nou.
Sin público en las gradas por la pandemia, el ambiente era frío y este adiós no es el que se merece Messi. Por si acaso, ha hecho lo que mejor sabe hacer, marcar goles. 30.ª diana de la Pulga esta temporada en la Liga que asegura virtualmente un nuevo Pichichi, la octava de su historia, el quinto consecutivo, un registro que no tenía nadie.
Los títulos individuales tienen poco valor si no acompañan los trofeos colectivos. El barcelonismo se tendrá que conformar con la Copa del Rey y pensar que vendrán tiempos mejores. No queda otra, pero hacen falta cambiar muchas piezas. Ahora es trabajo de Laporta y la dirección deportiva.