El Barça ha cerrado la medianoche de este jueves uno de sus mercados de fichajes más frenéticos de los últimos tiempos. El trabajo era titánico, pues sin dinero y con la masa salarial disparada, Mateu Alemany y su equipo tenían que reconstruir una plantilla que la temporada pasada demostró necesitar una enorme revolución para volver a ser competitiva. Finalmente, gracias a las famosas palancas económicas y a un trabajo encomiable, el Barça ha cerrado el mercado con la sensación de haber logrado algo que parecía imposible, recuperar la ilusión de la afición. Los resultados dictarán sentencia, pero sobre el papel Xavi Hernández dispone de una plantilla con opciones de luchar por todos los títulos, un equipo que parecía imposible hace solo unas semanas.
El Barça ha invertido un total de 153 millones de euros para lograr 7 fichajes, los de Lewandowski, Raphinha, Koundé, Marcos Alonso, Kessié, Christensen y Héctor Bellerín. En contrapartida, el club blaugrana le ha dicho adiós a Coutinho, Trincao, Mingueza, Riqui Puig, Neto, Dani Alves, Dest, Lenglet, Abde, Collado, Braithwaite y Aubameyang. Además, Adama Traoré y Luuk de Jong, que habían jugado en el Camp Nou como cedidos, fueron devueltos a los Wolves y al Sevilla, respectivamente, al no convencer a Xavi Hernández. El Barça solo ha ingresado 38 millones en traspasos, pero ha logrado el principal objetivo, recortar la masa salarial de la plantilla, para dar cabida a los fichajes y a los renovados -Sergi Roberto y Dembélé- y lograr sostenibilidad de cara a futuros mercados de fichajes.
Un jueves de locos
La jornada de este jueves, que ya se intuía espectacular, ha empezado con la noticia de que Jordi Alba se negaba a aceptar irse cedido al Inter de Milán, que había llegado a un acuerdo con el Barça. Acto seguido, mientras en las oficinas de la Ciudad Deportiva Joan Gamper entraban y salían representantes, se han ido anunciando operaciones, las salidas de Dest, al Milan, de Abde, a Osasuna, de Aubameyang, al Chelsea, y de Braithwaite, con el contrato rescindido. A ello se han añadido los fichajes de Marcos Alonso, que ha entrado en la operación de Aubameyang, y de Héctor Bellerín, el elegido para reforzar el lateral derecho.
Mientras, Jijantes FC anunciaba haber conversado con Joan Laporta, que había dejado caer que podía haber una sorpresa final. Para ello, el Barça necesitaba dar una salida más, pues no quedaba margen salarial. Ha empezado entonces una locura de rumores, desde Álvaro Morata, del Atlético de Madrid, hasta Nabil Fekir, del Betis, pasando por Bernardo Silva, que el miércoles anunció que seguía en el Manchester City al no haber recibido ninguna oferta procedente de la Liga española. Finalmente, el Barça no ha logrado ninguna salida más, por lo que la última incorporación que contemplaba no ha podido ser posible.
Los dos cromos que no pudieron ser
De entre la extensa lista de nombres que durante todo el verano han sonado para reforzar al Barça, hay dos que han estado muy cerca del Camp Nou y que no se han podido concretar por el tempo de las operaciones, marcado por el límite salarial clave para poder inscribir a los fichajes. El primero fue César Azpilicueta, que durante semanas esperó al Barça, con el que tenía un acuerdo. El capitán del Chelsea, sin embargo, acabó renovando con los londinenses, temiendo que el fichaje no se pudiera acabar cerrando.
El otro gran nombre ha sido el de Bernardo Silva, que nunca ha escondido su predilección por fichar por el Barça. El club blaugrana lo sabía, así como el Manchester City, que le habría permitido salir. El problema ha sido que al Barça le ha faltado tiempo para obtener margen en la masa salarial, hasta que el City, viendo que no podría fichar un sustituto para el portugués, le acabó cerrando la puerta. Bernardo Silva habría sido el broche de oro para una plantilla que, aún y sin él, aspira a poder competir por todos los títulos, el objetivo que se marcó la dirección deportiva del Barça cuando empezó la planificación.