El desastre se ha consumado. Este miércoles 8 de julio pasará a la historia del Espanyol como el día en el cual el club bajó a Segunda División en territorio enemigo. La derrota de los pericos en el Camp Nou certifica matemáticamente su descenso y, además, rompe una racha de 26 años en Primera. Muchos seguidores blanquiazules todavía no habían visto nunca a su equipo en la categoría de plata.
Aunque en las últimas temporadas el Espanyol ha sido incapaz de conseguir buenos resultados en la Liga, no hay que olvidar que los pericos son el cuarto equipo del campeonato con más temporadas en Primera (85), un registro que comparten con el Valencia. Sólo el Barça, el Real Madrid y el Athletic Club (89), equipos que no han bajado nunca, suman más temporadas en la categoría reina.
Sumergido en una gran crisis económica e institucional en la década de los 90, el Espanyol subió a Primera el 23 de abril de 1994 después de derrotar el Cádiz por 4-0 en Sarrià. Desde entonces, los blanquiazules han encadenado 26 años en Primera, un periodo de pocas alegrías y emociones fuertes en la Liga.
En las últimas dos décadas, el Espanyol se ha instalado regularmente en la zona tranquila de la clasificación, aunque esta estabilidad estuvo a punto de romperse al final de las temporadas 2002/03 y 2005/06. Esta última, con un gol providencial de Ferràn Corominas contra la Real Sociedad, es historia viva del club.
Dejando de lado los partidos de Copa del Rey y Europa League, el gran momento del club perico en los últimos quince años tuvo lugar en el mismo escenario donde este miércoles han certificado su descenso a los infiernos. Los hechos tuvieron lugar en el año 2007, cuando Raúl Tamudo firmó el segundo gol de un 2-2 que, sumado al empate del Real Madrid en la Romareda, provocaría que el Barça se despidiera de la Liga. Curiosidades de la vida: la asistencia de aquella diana la firmó Rufete, hoy entrenador del Espanyol. Han tenido que pasar 13 años, pero los culés por fin se curan las heridas del Tamudazo.