El título de Liga ansiado por el Real Madrid tendrá que esperar. El Barça volvió a ganar en Las Palmas con un hat-trick de Neymar, y el Sevilla falló a los intereses del equipo blaugrana en el Bernabeu. Hasta el miércoles, cuando el Madrid juegue su penúltimo partido en Vigo, el título estará sin dueño, aunque todavía quede una última jornada, en la que nadie cree en una caída blanca en campo del Málaga después de lo que dijo Michel.
Las islas siempre han sido afortunadas para el Barcelona. En la historia de éxitos blaugrana en el campeonato español, Tenerife es una de esas ciudades de las que el culé guarda un memorable recuerdo, tanto como de Londres, París, Roma y Berlín.
No falló el Barça en Las Palmas, en donde le bastaron tres minutos (del 25 al 27) para decirle al Real Madrid que es él quien tiene que ganar el título y que hasta que pueda lo va a hacer esperar.
Celta, la esperanza
Y esta vez, concretamente el miércoles próximo, los aficionados del Barça van a tener que encender todas las velas y creer en la buena fe de las meigas que habitan por terrenos célticos, penúltimo escenario donde radican las esperanzas que el Madrid pierda una Liga que en teoría tiene en sus manos.
Fue relativamente fácil para el Barça resolver el trámite de Las Palmas, excepto en el comienzo del segundo tiempo en el que creyó que con 0-2 tenía la victoria en el bolsillo y el equipo insular apretó para aprovechar su mejor momento y apretar el resultado gracias a un golazo de Bigas en el minuto 64.
Sublime Busquets y Neymar
Un taconazo de lujo de Busquets abrió el camino de la victoria del Barça. El 5 blaugrana envió un pase fabuloso de espalda con su tacón a Iniesta y el balón empezó a oler a gol. Antes pasó por Suárez que lo cedió gentilmente a Neymar para que el brasileño comenzara el camino de su hat-trick, que culminó con un gol sublime que cerró el 1-4.
Poco más tuvo un partido que sólo despertaba expectativas porque el campeón se rindiera antes de tiempo. Pero el Barça ha demostrado responsabilidad y, sobre todo, unas buenas dosis de esperanza, de creer en los milagros de las últimas jornadas que en otros tiempos, en los de Johan Cruyff entrenador, llegaron gracias a derrotas del eterno rival blanco.