El Barça conquista el Santiago Bernabéu, descarrila al Real Madrid de la carrera por la Liga y tiñe de blaugrana el título antes de las fiestas de Navidad (0-3). Los goles de Luis Suárez, Leo Messi y Aleix Vidal alargan la racha de imbatibilidad del equipo hasta los 25 partidos en otra jornada para el recuerdo.
Cosas del fútbol moderno
El Clásico tenía todos los alicientes del mundo para convertirse en uno de los espectáculos de la temporada, pero el negocio del fútbol se ha encargado de arruinarlo. El sol que iluminaba Madrid daba la lata a los jugadores y a los seguidores. El horario había convertido en un acto de fe seguir el partido a través de la televisión, entre tanta sombra.
Zinedine Zidane ha vuelto a hacer público su respesto hacia Leo Messi. El técnico francés ha cambiado el dibujo, dejando a Isco Alarcón en el banquillo para reforzar el medio del campo con Mateo Kovacic. El 4-4-2 del Madrid era el mismo que el de Valverde. Paulinho ya se ha asentado en la media punta y Thomas Vermaelen al lado de Gerard Piqué.
Los dos equipos llegaban rodados y se conocen tanto que los pequeños detalles marcaban diferencias. El Madrid sabía que no podía dejar pensar al Barça. Su estrategia era sujetar el medio del campo, obligando a Ter Stegen a rifar pelotas en largo. Los blancos corrían más y mejor, empujados por un Bernabéu plenamente consciente de la trascendencia del sábado.
Siempre Ter Stegen
Cristiano Ronaldo ha hecho el 1-0, pero el gol no ha subido al marcador por un fuera de juego indiscutible. El Barça no se encontraba porque veía cómo la pelota pasaba por su lado. El ritmo amenazaba el empate. Leo Messi y Luis Suárez estaban desconectados, pero el '10' no necesita mostrarse para cambiar el signo del partido. Y en una jugada aislada ha estado a punto de conseguirlo. Un pase suyo al espacio ha encontrado a Paulinho y Keylor ha desviado el disparo del brasileño cuando en Barcelona ya se cantaba el gol.
El Barça enseñaba músculo con sus mejores armas. Y Ter Stegen es una de ellas. El portero ha vuelto a hacer gala de reflejos parando una pelota envenenada de Ronaldo. Además, la suerte no le ha dado la espalda: Karim Benzema ha estrellado una cabezazo al palo.
El partido había entrado en una espiral de intercambio de golpes. La pelota se jugaba en las dos áreas sin pasar por el medio del campo. Y esta inercia sólo se ha detenido con el descanso, después de otro remate de Paulinho.
La obsesión con Messi
El Barça ha salido revitalizado del vestuario. Las indicaciones de Ernesto Valverde han cimentado el cambio. El equipo ganaba en solidez y encontraba espacios donde antes sólo veía piernas. Y un error de Kovacic ha desnivelado la balanza. El mediocampista del Madrid se ha desentendido de Rakitic para centrarse en Messi y el '4' del Barça ha puesto en marcha un contragolpe letal. Sergi Roberto ha corrido al espacio y Luis Suárez ha empujado a placer el pase de la muerte. Puñetazo encima de la mesa.
El Madrid perseguía sombras y su futuro parecía apocalíptico. Pero el panorama aún podía empeorar. Y ha empeorado. El árbitro le ha perdonado la expulsión a Sergio Ramos por un puñetazo sobre Suárez pero le ha enseñado la roja a Dani Carvajal por salvar el gol de Paulinho con las manos. Penalti indiscutible. Gol de Messi, 15º en el Bernabéu, con celebración de videoteca incluida.
Casi media hora con 0-2 y un hombre más. El Barça tenía la Liga en una mano y al Real Madrid en la otra. Los blancos eran títeres y Zidane ha movido el banquillo para evitar un resultado sangrante. Con metros, el Barça jugaba a placer, provocaba silbidos y no sufría en defensa. El decorado era inmejorable para explicarle a todo el mundo que el museo del Camp Nou empieza a hacerle un hueco al 25º trofeo de Liga.
Ter Stegen ha sofocado el intento de rebelión con paradas imposibles a Gareth Bale y Ramos. Y Aleix Vidal ha redondeado la goleada después de una asistencia de Messi. El Barça cierra el círculo y baja la persiana del 2017 en el estadio donde empezó, con mal pie, la temporada. Valverde y los suyos no pierden desde el 16 de agosto, cuando dejaron escapar la Supercopa de España.
El Madrid se comerá los turrones a 14 puntos. Una distancia (casi) insalvable. La Navidad y la Liga son de color blaugrana.