En medio de la polémica artificial sobre el pasillo del Barça al Real Madrid por el Mundial de Clubes, los blaugrana llegan al Santiago Bernabéu con la posibilidad de dejar la Liga encaminada en sólo 17 jornadas (13.00 horas / beIN LaLiga).
El Barça, con una racha de imbatibilidad de 24 partidos a las espaldas, tiene al alcance instalar a los blancos a 14 puntos antes del parón de Navidad. Una oportunidad de oro para descarrilar a un rival por el título y teñir de azul y grana un asa del trofeo.
El Barça vuelve al lugar de los hechos
La Supercopa de España destapó de la manera más cruel todas las vergüenzas del Barça. Las derrotas en los dos partidos contra el Madrid abrieron una herida demasiado profunda para coserse a base de puntos. Sin Neymar, las sensaciones fueron peores que el resultado. Aquel 5-1 global parecía el preludio de una travesía por el desierto en forma de temporada en blanco. Pero al fútbol, lo que un día es negro al día siguiente puede ser blanco. Y más si tienes Leo Messi como pintor.
De la mano del delantero argentino, el Barça levantó la cabeza cuando parecía hundido. Ernesto Valverde, a pesar de empezar con mal pie, se ha reivindicado como un gran entrenador y excelente gestor de grupos. Su naturalidad ha contribuido a cambiar la inercia del equipo. Y ahora, cuatro meses después, todo son buenas palabras hacia Valverde y el Barça.
A base de ganar partidos, algunos de manera más brillante que otras, el equipo mantiene la velocidad de crucero en todas las competiciones. Mucho más entero en defensa y rodado en ataque, el Barça que llega hoy a Madrid está en las antípodas del que perdió la Supercopa el pasado 16 de agosto.
Pocas sorpresas
Las lesiones limitan a Valverde el margen de maniobra. El entrenador extremeño ya sabe cómo contrarrestará las bajas de Samuel Umtiti y Paco Alcácer. El gran beneficiado de los problemas con los centrales tiene nombre y apellidos: Thomas Vermaelen. El futbolista belga ha pasado de la grada al campo. Y lo ha hecho rindiendo con garantías. Vermaelen empieza a sacarse de encima la etiqueta de frágil y no ha perdonado ningún minuto en los últimos tres partidos. Se perfila como pareja de Gerard Piqué en el eje de la defensa.
El Barça no quiere forzar a Ousmane Dembélé, en la recta final de su recuperación, por lo que lo más natural sería reforzar el medio del campo para suplir a Alcácer. Valverde ha introducido el 4-4-2 como una variante para hacerse fuertes ante rivales que explotan los espacios para correr al contragolpe. El Madrid es otro con metros por delante y la entrada de Paulinho igualaría las fuerzas. Ccomo pasó en el campo del Valencia o del Villarreal.
Como delantero, Messi y Luis Suárez son intocables. El '10' aterriza en su estadio preferido, donde suma 14 goles, después de estrellar tres balones al palo contra el Deportivo de la Coruña. Ter Stegen, Andrés Iniesta, Sergio Busquets y compañía llenarán un once plenamente capacitado para asaltar el Bernabéu, tal y como sucedió el año pasado en la Liga.
El Madrid, sin red
El Madrid no tiene opción: ganar o ganar. Los cuatro empates y las dos derrotas atan a los blancos de pies y manos. Todo lo que no sea sumar los tres puntos en el Clásico difuminaría el estado de euforia del Mundial de Clubs.
Zinedine Zidane no tiene ningún condicionante para preparar el partido. Ni un lesionado. Ni un sancionado. Toda la plantilla disponible para intentar que la afición siga soñando con revalidar el título liguero. Eso sí, el club ha escondido a Cristiano Ronaldo. El portugués, sin ningún comunicado médico, se ha entrenado al margen del equipo hasta el viernes. Aún así, volverá a ser la referencia de los blancos.
Las casas de apuestas dan al Madrid como favorito, por el hecho de jugar como local. Y hacerlo con urgencias. Los Clásicos no entienden de precedentes ni estados de forma. Los 90 minutos significan un paréntesis en las trayectorias de los dos equipos. Las fuerzas se igualan y los pronósticos se rompen. El Barça, disfrazado de Grinch, se prepara para robarle la Navidad al Santiago Bernabéu.