El Barça quiere encontrar la solución a sus problemas a través de los despachos. Después de la victoria en el partido contra el Leganés, el nombre de Gerard Piqué salió reflejado en el acta del partido, y a partir de aquí surgieron los problemas para los blaugranas. La tarjeta amarilla que se le mostró al central catalán supone llegar a cinco y tener que cumplir un ciclo de sanción. Una amarilla que se añade a la que vio Luis Suárez.
El club, sabiendo de los pocos efectivos que tiene el equipo en defensa —con Mascherano lesionado y con las pocas garantías de Vermaelen—, ha apostado por presentar alegaciones al Comité de Competición. La principal intención es que el central pueda jugar la próxima semana en el campo del Valencia, el segundo clasificado de la Liga.
Con muy poca cosa a hacer ante el Comité de Competición, el Barça ha intentado justificar las dos situaciones, que según el club no eran jugadas de tarjeta. En el acta del partido se deja claro que Piqué vio la amarilla en el minuto 29 por "coger un adversario que estaba en posesión del balón", mientras que Luis Suárez fue amonestado en el minuto 52 por "impedir que el portero sirviera el balón cuando lo tenía controlado en sus manos".
Se trata de dos justificaciones redactadas en el postpartido por el árbitro Undiano Mallenco y que, tal como dice la normativa de la RFEF, son jugadas de tarjeta sin discusión. A pesar de todo, el Barça aplica sus opciones para intentar que Piqué pueda jugar el próximo domingo en Mestalla.