Ayer se hizo público que directivos del F.C. Barcelona se han reunido con representantes de la Federación de Fútbol de Guinea Ecuatorial con el fin de negociar un partido amistoso del Barça con la selección guineana en este país africano. Esta información ha sido difundida por el periodista Francesc Garriga en el programa Club de Medianoche de Catalunya Ràdio. El gobierno guineano querría que se celebrara dentro de tres semanas, cosa que el Barça descarta, pero el club no descarta hacer el partido más adelante.
Un país sin Liga
A pesar de que según algunas fuentes, el gobierno de Guinea Ecuatorial estaría dispuesto a entregar 6 millones de euros al Barça por este amistoso, lo cierto es que los habitantes de Guinea tienen pocas ocasiones de disfrutar del fútbol. No porque no les apasione: en cualquier rincón del país niños y adultos improvisan campos de fútbol donde pueden y la rivalidad entre Barça y Madrid se vive con tanta pasión como en Nou Barris o en Aluche... El problema es que en Guinea ya no hay Liga. Las instituciones deportivas del país, lastradas por la corrupción y por su vasallaje con la dictadura, han sido incapaces de mantener la Liga. En realidad, la selección "nacional" ecuatoguineana está compuesta en buena parte por jugadores extranjeros (sobre todo brasileños), sin ningún vínculo con Guinea, que son nacionalizados cuando pisan por primera vez el país.
Gastos de prestigio
Guinea Ecuatorial, según datos del IDH, es el país del mundo que mayor diferencia tiene entre su nivel económico y su nivel de vida. Pese a la riqueza que tiene Guinea Ecuatorial gracias al petróleo, con un PIB de 19.513 dólares por habitante, la situación de la población es muy precaria. La esperanza de vida en el nacer se sitúa en 57,9 años, como la de países mucho más pobres. Y la media de años de escolarización sólo llega a 5,5. Sin embargo, los miembros de la élite guineana, que son conocidos por su alto nivel adquisitivo, han sido juzgados en numerosas ocasiones, en diferentes países del mundo, por corrupción. El dictador guineano y sus hijos son conocidos por sus gastos suntuarios extravagantes. Invitaron a Julio Iglesias a dar un concierto ante 1000 invitados de la élite local. El hijo de Obiang y vicepresidente del país, el playboy Teodorín, subvencionó con 3,5 millones de dólares la escuela de samba Beija Flor, de Río de Janeiro, para el desfile anual de carnaval. Pagar un amistoso con el Barça entraría dentro de los grandes gastos suntuarios que tratan de legitimar el régimen.
Las curiosas relaciones del fútbol español con la dictadura guineana
Hay extrañas relaciones entre el mundo del fútbol español y el régimen dictatorial guineano. Enrique Cerezo, el presidente del Atlético de Madrid, estuvo presente en Pozuelo de Alarcón, el año pasado, en la boda de Ruslan Obiang, hijo del dictador, presidente del Akonangui F.C. de Ebibeyín, hombre fuerte del deporte guineano y director comercial de la gran aerolínea guineana, CEIBA (muchos parientes de Obiang tienen cargos políticos y, además, vínculos con el sector privado). Además, Cerezo fue el productor de la película Los héroes de Filipinas, rodada en Guinea. Pero de lo que más se ha hablado es de las turbias relaciones de Florentino Pérez con la dictadura guineana. Pérez tenía relación con Guinea a través de su esposa Maria Ángeles Sandoval, que había nacido en Bata. Antes de la muerte de esta, en 2008 Florentino Pérez visitó Guinea Ecuatorial, con ella, con el fin de establecer negocios con Obiang en el ámbito de la obra pública. Los acuerdos no fueron bien. Ahora, a través de los informes del comisario Villarejo, se ha sabido que Florentino Pérez financió a Severo Moto, uno de los históricos opositores a la dictadura de Obiang, implicado en un golpe de Estado protagonizado por mercenarios, el Wonga Coup.