El Barça estrena el nuevo Anoeta con una victoria poco lucida y gestada en las dos áreas (1-2). Ter Stegen ha mantenido vivo al equipo cuando pasaba por su peor momento, antes de que Luis Suárez y Ousmane Dembélé aprovecharan dos errores consecutivos de la Real Sociedad para remontar el gol inicial de Aritz Elustondo. Las rotaciones dan la espalda a Ernesto Valverde, que acaba utilizando su once de gala para conservar el liderato y sumar la segunda victoria consecutiva en San Sebastián.

Vivir sin Busquets

Anoeta era la primera parada de una carrera de 23 días y 7 partidos. El Barça volvía a atarse las botas después del parón internacional para entregarse a un calendario que no perdona vacilaciones. Y lo hacía entre cambios. Sergio Busquets y Philippe Coutinho empezaban el partido desde el banquillo. Valverde ha vuelto a comprobar que prescindir de Busquets, en este equipo, se convierte en un deporte de riesgo.

La Real Sociedad, con la enfermería llena de titulares, llegaba al partido con más ilusiones que certezas. El debut ante su afición, que ya no anima detrás de una pista de atletismo, tenía que difuminar el inicio irregular de la temporada. Asier Garitano ha demostrado que había estudiado la visita del Barça al detalle. El planteamiento se basaba en tapar a Jordi Alba, darle metros a Nélson Semedo y defender sin fisuras para explotar el contragolpe.

El Barça, a pesar de tener la pelota, nunca se ha encontrado cómodo. La posesión, siempre estéril, anestesiaba cualquier voluntad de trascender. Todas las jugadas de ataque morían por la línea de fondo o a los guantes del portero Rulli. La Real tenía muy claro cómo quería jugar. No se ha desviado del guion y ha encontrado el premio en pelota parada. El central Aritz Elustondo se ha vestido de delantero para conectar un disparo con la pierna izquierda imposible para Ter Stegen. Su celebración, haciendo un nuevo con las manos, era el segundo homenaje del día a Imanol Agirretxe, que ya es leyenda del club.

El 1-0 hacía saltar todas las alarmas. El Barça volvía a jugar contra el fantasma de Anoeta. Sus ataques eran inocuos y no contaban con Leo Messi, que se descolgaba para intentar reanimar al equipo. Sus esfuerzos han ido directamente a la basura. Un remate de Gerard Piqués desde el suelo ha sido el único disparo entre los tres palos de los blaugrana en la primera parte. La derrota al descanso era justa.

Juego de áreas

El escenario ha empujado a Valverde a mover ficha y deshacer el camino. Semedo, otra vez atemorizado, se ha quedado en el vestuario. Sergi Roberto ha pasado al lateral y Coutinho al medio del campo. Esto no ha cambiado la cara al equipo, que ha estado a punto de tocar fondo, a pesar de la entrada de Busquets. Ter Stegen ha vuelto a darle una vida extra al Barça con dos paradas decisivas a Theo Hernández y Juanmi. El Barça le veía las orejas al lobo.

La pelota parada ha hecho buenas a las paradas de Ter Stegen. Dos córners casi consecutivos le han dado la vuelta al marcador. Suárez, primero, y Dembélé, después, han aprovechado la falta de entendimiento de la defensa de la Real Sociedad para marcar dos goles a placer. El Barça había conseguido lo más difícil. Empezaba un nuevo partido.

Los vascos, aturdidos por el golpe psicológico, ya no corrían con tanta energía y acusaban el esfuerzo físico. Habían tenido los tres puntos en el bolsillo y mientras la pelota corría intentaban comprender cómo el Barça había despertado tan rápido de la siesta.

La presencia de Busquets, especialmente lúcido, dotaba de sentido a las posesiones. El Barça tenía claro que tenía que proteger el premio y no quería entrar en un intercambio de golpes si la Real no se desordenaba. La entrada de Arturo Vidal iba en esta línia, antes que un error incomprensible de Juanmi deprimiera al público que llenaba Anoeta.

Nuevo estadio y nuevas tradiciones para un Barça que tendrá que hacer autocrítica, a pesar de sumar cuatro victorias en las primeras cuatro jornadas de Liga.