Los diarios deportivos arrastran los pies con el Barçagate o Bartogate. Se ve a la legua que les molesta. Desde que la cadena SER publicó el escándalo, en febrero de 2020, los diarios deportivos no han añadido ninguna novedad al caso. Más bien han ido a remolque de lo que decía la directiva del Barça o, cuando no había más remedio, de lo que publicaban otros. Como este jueves 4. Aunque el miércoles se habían filtrado muchos detalles de la investigación de los Mossos d'Esquadra, Mundo Deportivo no le dedica más que plana y media —y al fondo de la sección Barça—, y Sport lo publica en unos bajos de página. La noticia es la remontada épica del Barça sobre el Sevilla, claro. Lo cubre todo. Otros días eran otros temas. Siempre hay algo mejor.
Por extraño que parezca, la actitud de los diarios deportivos desde la detención del expresidente del club, Josep Maria Bartomeu es tratar el escándalo con material refrito de otros, en tono defensivo y columnas exculpatorias. Echan balones fuera, como si fueran cómplices o alguna cosa les avergonzara. Dicen que se trata de una "cortina de humo", o que "es problema de todos" los clubs, que Florentino también lo hizo, que sólo es un "problema reputacional" o bien ¿qué es un millón de euros mal gastado en un presupuesto de mil millones? También insisten en que los Mossos sobreactúan o lo conceptualizan como un "golpe al Barça" y se acuerda de que no es el primer presidente "perseguido", etcétera. Parece cola de paja. En las redes sociales y en los espacios alternativos de internet donde operan fans más tribuneros o más exigentes, les despellejan día sí día también. Les acusan de estar vendidos al Barça.
Es todo un poco más complicado, sin embargo, según la media docena de periodistas, directivos y exdirectivos de prensa deportiva, que han querido explicar el fenómeno a ElNacional.cat y prefieren no identificarse. Todos han reconocido abiertamente que, para los diarios deportivos, el Barçagate es una molestia cargante que enreda más que una astilla en el ojo. En el poco relieve que dan al caso pesa mucho la convivencia mutuamente beneficiosa con el Barça, tanto institucional como económica, incluso ahora que el club está descabezado. Pero también influye un factor identitario —son diarios de entretenimiento más que informativos, más de remontadas que de revuelos— y el perfil profesional de las redacciones, donde no hay especialistas en cuentas, policía o tribunales.
Hasta un 10% de los ingresos
Los acuerdos comerciales entre el club y los diarios pesan bastante. Además de la publicidad directa y el contenido patrocinado que el club compra y paga, los diarios hacen buenos ingresos vía promociones (las zapatillas del Barça, los cuchillos del Barça, la cartera del Barça... nunca se acaba) que ellos mismos inventan y para las que piden al club la licencia de producto oficial a cambio de unos royalties, de un dinero.
"Si lo haces bien, las promociones pueden suponer hasta un 10% de los ingresos del diario", según un antiguo ejecutivo que se ha ocupado en eso muchos años. "La concesión de la licencia depende de la junta directiva de turno. Las buenas relaciones con el club son claves para negociar mejores royalties y aquí es donde corres el riesgo de ser demasiado complaciente con la directiva. Ahora bien, el dinero no se lo sacas al Barça. Tienes que acertar con la promoción. Si no se vende... mal. Pero te conviene estar bien con el club para conseguir royalties bajos".
Para los diarios deportivos, las promociones son un negocio pero también una cuestión de identidad. "Si no tienes buenas relaciones con el club, no te concederán licencias o te cobrarán royalties elevados y no te saldrá a cuenta; si el diario no lleva promociones, el lector piensa que no eres parte de la marca del club y desconfía". El Barça no es tacaño, añade. Al contrario, retroalimenta el circuito. "Ellos también ganan dinero. Si tú tienes una buena idea y pides la licencia, te la dan, y avisan la competencia que se espabile y les proponga otra promoción —por la que el club cobrará lo suyo".
Fuera de la pecera
En las redacciones del diarios deportivos, el contacto con la policía, abogados o tribunales, las hojas de cálculo, los balances y las cuentas... es complicado. No es su pecera. "No hay especialistas", es una frase repetida por casi todos los que han hablado aquí. "Nuestras fuentes son representantes, agentes, jugadores, exjugadores... Todo aquello no les interesa para nada", explica un jefe de redacción. Si un periodista enreda demasiado con "cuestiones políticas" (directiva, gestión, presupuestos...), corre el riesgo de que el club o las fuentes le dejen a oscuras.
"Todo se reduce al partido, el entrenamiento —que no ves— y las ruedas de prensa. Eso genera mediocridad entre los periodistas, que no tienen muchos incentivos. No es que sean malos, no. Es lo que hay", lamenta el exjefe de deportes, ahora jubilado, de un diario generalista. Concluye: "En redacciones así, casos como el Bartogate dan pereza. Es un enredo para el que no estás preparado". Esta es la razón, explica otro reportero, "de que no interesen las piezas de análisis del juego o las historias profundas o más literarias. Los que quieren hacer eso acaban, si pueden, en la prensa generalista o en revistas especializadas".
Los diarios deportivos están convencidos de que los lectores sólo quieren buenas noticias de su club. "Es un periodismo muy emocional, muy vinculado a los colores. El lector acude por este motivo", añade una especialista digital que conoce bien el sector. Lo ejemplariza con las webs de los deportivos de Barcelona, "que tienen más audiencia cuando pierde el Madrid que cuando gana el Barça", o los consejos de redacción en que "en una hora, 50 minutos son tertulia sobre el partido".
Los deportivos "han preferido ser actores del mundo Barça, como la directiva, los jugadores o las peñas… y eso les ha llevado a hacer periodismo de club más que prensa deportiva", dice un veterano periodista que ya no ejerce.
Barçagate, una mortificación
En este entorno, escándalos como el Barçagate son una mortificación molesta, porque ponen a prueba toda la estructura del diario de arriba abajo. Además, como comentan diversos entrevistados, cada semana hay uno o dos partidos, entrenamientos, viajes... mientras que los escándalos son ocasionales y pasajeros. Duran algunos días, alguna semana todo lo más, pero no son el pan y mantequilla de cada día, donde "tiene más peso si el hecho es bueno o no para el club más que si es o no noticia".
Los lectores y los periodistas de estos diarios "están interesados en la pelotita", dice otro periodista experto en promociones. "Unos y otros son culés para los que hablar mucho del Barçagate equivale a hablar mal del Barça, favorecer al Madrid... Piensan que temas así no convienen y no les interesan, porque creen que los lectores son fans sólo interesados en la competición y los éxitos de su equipo. Entonces… nada de investigaciones para buscar cosas tipo Barçagate", explica otro veterano periodista. La consecuencia, añade, es que "directivos y periodistas acaban haciendo de las relaciones con el club un compadreo". Como el resto de entrevistados, sin embargo, está convencido de que los diarios deportivos vendieron mucho más el jueves tras el 3-0 al Sevilla que el martes tras la detención de Bartomeu.