A lo largo de los 8 tomos del sumario del Barçagate y las casi 2.000 páginas, se va dibujando una trama que troceó los pagos de un proyecto, los hace facturar en diferentes áreas del Fútbol Club Barcelona, se saltó todos los controles, e hizo pagos a empresas fantasma. Ajo largo de la investigación todavía no ha quedado claro si, además de todo eso, hubo cobro de comisiones por parte de algunos de los interesados, sin embargo, lo que está claro es que el ex presidente Josep Mª Bartomeu y todo su equipo estaban tejiendo una telaraña en espaldas del club que se financiaba con dinero del Barça por intereses personales.
Entre las claves que deja ver el sumar, y que han detallado en varios informes los Mossos d'Esquadra, hay todas las trabas que pone Josep Maria Bartomeu para seguir escondiendo toda la operación y para evitar que lo pillen. Bartomeu no lo puso fácil para investigar internamiento. De hecho, lo puso muy difícil y acabó acomidant una trabajadora y todo y que lo mantenía al margen de la investigación.
En el momento en que estalla en el Barçagate el departamento del club de Compliance colleva una investigación interna. Esta investigación interna "provocó que no se informara ni en el CEO, ni a Oscar Grau, ni al presidente Bartomeu, pues se consideraba que eran personas implicadas en la investigación y no podían estar al corriente de la investigación interna, por este motivo no se les notificó el inicio de la investigación interna ni de su desarrollo". Y eso creó "malestar" entre los miembros de la directiva, según los Mossos.
Noelia Romero, del área de Compliance, que se encargaba de esta investigación se pone en contacto con el vicepresidente económico Enric Tombas para mostrarle algunos de los indicios que ha encontrado y lo hace de manera confidencial. A partir de aquel momento Josep Maria Bartomeu "no puso ninguna facilidad" para aclarar los hechos, según la policía.
Bartomeu deniega los permisos para que Romero pueda acceder a los archivos del servicios jurídicos.
De hecho, Bartomeu intenta obtener información de la investigación interna. Y envía un mail a Noelia Romero exigiendo detalles de lo que estaba investigando y los informes.
Según los Mossos d'Esquadra, Bartomeu se aprovechó del cargo para cuestionar la investigación interna de un órgano independiente y no facilitó que se hiciera una investigación adecuada a los intereses del club.
Durante el mes de abril Bartomeu hace una reestructuración del departamento de Compilance, los correos electrónicos con Romero cada vez tienen un tono más duro. Piden insistentemente la documentación de la investigación interna, que la trabajadora se niega a dar. Finalmente el 3 de junio lo despiden.
Las líneas generales del caso es que Masferrer, Bartomeu y Grau, con la colaboración de Gomez Ponti, que coordinaba los contratos desde el punto de vista jurídico, organizaron la firma de un conjunto de contratos sin la aprobación previa de las personas que tenían que plasmar su consentimiento como aparte del sistema de aprobaciones marcado por la Junta Directiva del FCB de obligado cumplimiento.
La reunión del 19 de febrero
Hay una reunión que es clave para entender lo que ha pasado después.
En febrero del año pasado, cuando nada más había estallado el caso Barçagate, se reúne la comisión delegada de la Junta directiva. La comisión depende de la junta está formada por el presidente, al secretaría, el tesorero y los vicepresidentes del club. La reunión la convoca Bartomeu y su mano derecha, Jaume Masferrer, llama allí mismo al responsable de I3 Venturas que responde "vagamente" sobre los hechos, según el informe de los Mossos. De hecho, acaba negando que los perfiles de twitter que servir para difamar les hubiera creado su empresa.
De la reunión sale el compromiso de tener toda la información sobre esta empresa y el trabajo encargado en un tiempo máximo de 48 horas.
Y el 19 de febrero, dos días más tarde, se vuelve a reunir la comisión delegada. Los testigos dicen que fue una reunión tensa donde Masferrer intentó negar los hechos. Enseñó los contratos y los vicepresidentes comprobaron que todos eran de menos de 200.000 euros, la cifra límite para no tener que pasar por la validación de la Junta Directiva.
Está aquí cuando se proponer hacer una auditoría que se encarga a PWC y está en esta reunión donde Bartomeu dice que se fía me se de Masferrer y de Mellar Grau que de los directivos.
La directiva pide elecciones
Dos días más tarde, el 21 de febrero, se reúne la Junta Directiva en una comida en Sant Just Desevern.
Bartomeu anuncia la auditoría interna y la directiva vota a mano alzada la conveniencia o no de convocar elecciones. Ganan los partidarios de hacer elecciones pero Bartomeu se niega diciendo que aquella reunión no era una reunión como tal, sino que era una comida, una reunión informar, y que ni tan sólo se estaba levantando acta. Y así evita hacer efectivo el resultado de la votación.
Durante estas reuniones los directivos piden la dimisión de los hombres de confianza de Bartomeu: Masferrer, Grau y Gómez Ponti. Finalmente sólo se aparta de sus funciones a Masferrer, pero nunca dejaría de percibir el sueldo.
Grau, sin embargo, se reúne con el vicepresidente económico Enric Tombas, y le confiesa que "todo lo había hecho el sr Masferrer con conocimiento del sr Bartomeu" y admite que él "había firmado papeles" y que le venía "impuesto".