Barcelona amanecía nublada y con una ligera lluvia que, por momentos, amenazaba con estropear la fiesta del ciclismo en la Ciudad Condal. Con la Volta Ciclista a Catalunya sentenciada tras la victoria de Tadej Pogačar en la sexta etapa, este ‘último baile’ en Montjuic se presentaba como una jornada lúdica en la que los aficionados pudieran disfrutar de los ciclistas en primera persona.

Y no dudaron en responder los fans del ciclismo. Lejos de dejarse influenciar por el ligero sirimiri, miles de amantes se congregaban en las inmediaciones de Plaza España incluso antes de la salida. Allí caminaban entre camiones y motorhomes, donde se mezclaban entre los competidores. Sin duda, una cita entre deportistas y aficionados para un último baile bajo una ligera lluvia que serviría para despedir la 103ª edición de la Volta a Catalunya.

La última etapa de la Volta a Catalunya era en Montjuic / Foto: Miquel Muñoz

El Movistar y el UAE, los más solicitados

Pasan los años, pero Nairo Quintana sigue despertando entre los aficionados la misma ilusión que el primer día. A sus 34 años, el colombiano es toda una leyenda del ciclismo y aún sigue reuniendo a decenas de aficionados a las puertas del autobús del Movistar Team para esperarle. Y el de Cómbita, con la humildad de un rookie, responde agradecido y no duda en pararse a saludar, firmar o fotografiarse con ellos. Otro destacado del Movistar fue Enric Mas, que también dedicaba unos minutos a atender a los más pequeños. 

Pero las auténticas estrellas del equipo español han sido sus directores deportivos “Chente” García Acosta y José Joaquín Rojas. Tras una pequeña reunión improvisada junto a los mecánicos dentro del camión del equipo para protegerse de la lluvia, el vasco se dejaba querer por los fans y atendía a todas las peticiones. El murciano, mientras, recorría una y otra vez el mismo camino arriba y abajo, nervioso (quizás porque el primer puesto en la clasificación por equipos estaba en juego) y acabando de preparar la salida del Movistar.

 

 

Precisamente junto al equipo Movistar se encontraba el Visma Team, con Sepp Kuss y Attila Valter como máximos reclamos. El estadounidense volvía a ser ‘local’ en Cataluña y así le hacían sentir los aficionados con sus constantes muestras de cariño. Por su parte, el húngaro lucía su maillot de campeón nacional y atendía al público mientras los trabajadores del Visma preparaban una pequeña sorpresa para los que se acercaron a su motorhome. Sin hacer ruido y casi a escondidas, comenzaban a colocar una hilera de bidones para que los seguidores del equipo neerlandés pudieran llevarse un recuerdo a casa.

Carlos Verona también se dejaba ver por la zona, montado sobre su bici y luciendo los colores del Lidl-Trek. Lo mismo sucedía con Mikel Landa, que tuvo una pequeña confusión a la hora de encontrar el camino para acceder a su motorhome. Un ambiente familiar donde incluso podía verse a los ciclistas rodar junto a algún aficionado y donde, sin duda, el favorito era Tadej Pogačar. Decenas de aficionados esperaban la salida del esloveno frente al autobús del UAE Emirates. Su compañero Marc Soler también acaparó la atención de varios fans y tras hacerse una foto de equipo todos juntos, el esloveno tenía que marchar escoltado hasta por tres personas para llegar la zona de salida. 

Los ciclistas, muy apoyados durante el tramo final de la Volta a Catalunya / Foto: Miquel Muñoz

Los ciclistas, arropados por el público en todo momento

Aficionados y profesionales se mezclaban en un solo pelotón que inundaba la avenida de la Reina María Cristina y que se embocaba entre las dos torres venecianas hacia la línea de salida. Los espectadores se apilaban en las vallas de los laterales de la avenida y ocupaban el centro de la rotonda de Plaza España, subiéndose incluso en elementos de las obras para poder ver a sus ciclistas favoritos. Con el pistoletazo de salida, todo se disipaba y en apenas cinco minutos todo volvía a la normalidad mientras los ciclistas marchaban veloces por las calles de Barcelona con dirección a Castelldefels.

A su vuelta a la montaña, los ciclistas encaraban seis subidas seguidas al Alto del Castillo de Montjuic en las que no iban a estar solos: el público no fallaba y arropaba a los competidores a lo largo de los 44,8 kilómetros de recorrido. A cada pedalada, un aplauso. Con cada gota de sudor, un grito de ánimo. El calor de los aficionados alentaba a todos y cada uno de los ciclistas. No había favoritos, solo un agradecimiento generalizado al espectáculo y un gran reconocimiento al esfuerzo de todos y cada uno de los deportistas. 

Pogačar completaba su póker en la Volta 2024 / Foto: Miquel Muñoz

Pasaban las vueltas y la gente se volcaba más y más con los corredores. Con el paso del pelotón por línea de meta, las vallas temblaban y resonaban como tambores. Todo hasta que el sonido de la campana interrumpía los aplausos para indicar el inicio de los últimos 5,5 kilómetros. Fue entonces cuando los aficionados, al igual que los ciclistas, apretaron aún más y multiplicaron sus esfuerzos para animar a los corredores. Y en esta guerra final de esfuerzos, el rey volvió a gobernar: Pogačar ganaba al sprint y completaba su póker de victorias en la Volta.

Una nueva exhibición del esloveno para despedir una Volta a Catalunya en la que no ha tenido rival. Pero más allá de lo deportivo, se despide un evento que durante una semana ha conseguido congregar a miles de aficionados por toda Catalunya. Con este 'último baile' en Montjuic se pone punto y final a una edición más donde ni la altitud, ni el cansancio, ni la lluvia, ni el frío han conseguido vencer al calor de la familia del ciclismo