El Barça ha ganado contra el Dinamo de Kiev (2-1) pero vuelve a demostrar que su discurso futbolístico no merece ni un solo voto de confianza de los culés. Pero los goles de Leo Messi y de Gerard Piqué han dado los tres puntos a un Barça que también hace sonar la alarma en la Champions League.

De Trump...

Todo el mundo pensaba que no sería un partido complicado para el Barça, y la misma plantilla lo sabía. También Ronald Koeman, que a falta de alegrías en la Liga, se dedica a disfrutar de la Champions —aunque esta vez no ha sido así. De Jong ha vuelto a probarse de central, Dest como titular en el lateral derecho, Pjanic de mediocentro y Pedri entre los 11 elegidos. Pero quien ha vuelto a determinar cuál era el destino del Barça ha sido Messi.

Los primeros minutos de partido han sido un auténtico asedio del Barça. Crecidos porque el Dinamo de Kiev tenía casi medio equipo de baja por coronavirus, el '10' ha repetido gol desde el punto de penalti en el minuto 6. Ahora es su especialidad y lleva cuatro goles consecutivos desde los once metros.

Leo Messi marcando el gol de penalti / EFE

Pero aparte de Messi, quien ha llevado las riendas del partido ha sido Ansu Fati, que se ha marchado cuando y como ha querido de los rivales en cada ocasión que ha tenido el balón en sus pies. El Barça ha empezado con ritmo, exultante y siendo chillón, al estilo Donald Trump.

... a Biden

Y quién también ha repetido exhibición, pero una exhibición lamentable, ha sido Griezmann. Incapaz de hacer un buen control, ni un pase con sentido, ni de marcar un gol cantado con el portero batido. Se ha convertido en la cruz blaugrana.

El Barça lleva semanas demostrando que sus rachas van a partidos. Capaces de lo mejor y de lo peor. Y en este duelo europeo ha pasado por todos los estados posibles. Excitados al inicio, demostrando que con ganas pueden volver a ser los mejores, pero también relajándose, aflojando y confirmando que sí no van a todas cualquier equipo puede plantarles cara.

Dest luchando un balón dentro del área del Barça / EFE

Poco a poco cambiando hacia un fútbol gris y sin ánimo, como si fuera una comparecencia de Joe Biden. La zona de De Jong se ha convertido en un coladero, y los culés tendrán que dar gracias a Ter Stegen, que ha evitado el gol del Dinamo de Kiev en varias ocasiones.

Un mal discurso

Al ralentí, pero el Barça ha podido respirar. A falta de delanteros capaces de marcar, quien está predestinado a pronunciar grandes discursos en un futuro, Gerard Piqué, ha marcado el segundo gol en el minuto 65. Una alegría que ha durado muy poco.

La segunda parte ha empezado siendo un auténtico poema, y así ha seguido. Ni con la entrada de Dembélé, Sergi Roberto, Lenglet, Trincao y Aleñá ha servido para nada. Gol de Tsygankov en el 75', que ha ha hecho sonar la alarma. Y esta vez Ter Stegen no ha podido hacer más.

Ter Stegen y Jordi Alba en el suelo después de encajar el gol del Dinamo de Kiev / EFE

El Barça ha vuelto a sufrir en un partido que parecía fácil. La falta de fútbol, de discurso y de intensidad habrían podido provocar un disgusto. Al final, sin embargo, tres puntos más y liderato blaugrana en el Grupo G de la Champions. Este Barça no merece ni un voto.