El Barça no puede evitar el desastre en el Palau Blaugrana (92-95) y el Real Madrid jugará la final de la Liga Endesa. De esta manera, el conjunto blanco culmina el pleno de victorias en unas semifinales perfectas por su parte (3-0) y espera rival para el próximo 17 de junio.

El Real Madrid vuelve a marcar diferencias desde los 6,75 metros en el primer cuarto

El Palau Blaugrana tenía preparado un ambiente hostil para el Real Madrid. El conjunto blanco llegaba a la cita de este miércoles con uno cómodo 2-0 que, efectivamente, sacaba a la palestra la superioridad de los de Chus Mateo en los dos primeros envites de la serie. Sea como sea, en este primer choque de semifinales en el feudo blaugrana, los locales tratarían de volver a hacer suyo el partido ya desde que el cronómetro ha empezado a correr.

Jabari Parker levantaría los primeros vítores de la afición con 5 puntos en no más de 3 minutos, pero rápidamente el combinado merengue se enchufaría al partido desde la línea que ha sido una auténtica sangría blaugrana durante toda la serie: la de 6,75 metros. El Real Madrid intentaría 7 triples en todo el primer cuarto, materializando 5 de ellos (71%), mientras que el Barça lo probaría en 4 ocasiones desde esta suerte sin poder hacer ningún punto. Extrapolada la demoledora estadística al marcador global al finalizar los primeros 10 minutos, 20-28.

Willy Hernangómez lidera la rebelión

22 segundos pasarían de segundo cuarto, que el Real Madrid encontraría la manera de liberar a un Sergi Llull que todavía no había aparecido para que el '23' hiciera el primer +3 de su partido particular. Con este triple, los visitantes alcanzaban un increíble porcentaje de 75% en tiros de 3 y se ponían a +13, la máxima ventaja hasta entonces.

No obstante, el Barça ha cogido el toro por los cuernos cuando Willy Hernangómez ha liderado la rebelión. El madrileño ha sido el primero en arreglar el destrozo bajo aro propio con 4 rebotes defensivos y el segundo actor del tándem de máximos anotadores junto con Jabari. El estadounidense ha sumado 11 puntos y el español 10, llegando 6 de los de Willy en los dos triples que ha ensayado. Los dos han cerrado el cuarto con 12 de valoración y han sido los grandes culpables de maquillar los -13 en los que se han encontrado los blaugrana a los -4 con los que ha llegado el luminoso al ecuador del partido (45-49).

Ricky Rubio hace estallar el Palau

Con el Barça con la flechita para arriba y el Real Madrid echando de menos el acierto de Hezonja y la referencia de Tavares, el conjunto culé ha empezado a pagar con la misma moneda: la que vale por 3. Primero ha sido el de Abrines el que igualaba a 55 el marcador, pero Satoransky y, como no, Jabari Parker, no se han quedado atrás. Todo, mientras los de Roger Grimau parecían haber ajustado la tarea pendiente de las pérdidas en vista de que ninguno de sus porcentajes realizadores del tercer cuarto superaba el 60%.

Al Real Madrid, por su parte, solo le quedaba que aferrarse a una única carta, aunque fuera la mejor de su baraja. Los merengues sumarian desde fuera, pero no podrían sacar provecho de su pobre 42% en tiros de 2 que tan bien ha hablado del Barça a la conclusión del tercer cuarto. De esta manera, el Barça conseguiría girar la tortilla, siendo el que dominaba la sartén Ricky Rubio con su triple sobre la bocina (76-72).

El Barça no puede evitar el desastre

Con máxima igualdad se ha llegado al último cuarto y esta ha persistido hasta el último minuto. A él se ha llegado con 90-90 en el marcador. La balanza la ha desestabilizado el máximo anotador del equipo blanco. Facu Campazzo ya sumaba 19. En ese entonces, el Barça ha pedido tiempo muerto y han entrado los pesos pesados a pista. Con todo, ni Abrines, ni Laprovíttola, ni siquiera Jabari Parker han podido obrar el milagro. Fruto de la precipitación, un Barça que estaba al borde del acantilado ha acabado cayendo.

Delante, el Real Madrid ha podido culminar las semifinales perfectas, clasificándose para la final de la Liga Endesa después de un contundente 3-0 ante el eterno rival. Sin duda, la forma más cruel de cerrar una temporada en blanco.