El Barça de Josep Maria Bartomeu se ha convertido en el juego de la oca, de crisis en crisis y tira porque le toca. Después de un 2020 nefasto, aparte de la crisis generada por el coronavirus, las grietas hacen temer a la zona noble del transatlántico blaugrana: el polémico despido de Ernesto Valverde, el asunto Abidal-Messi, el BarçaGate, las pañoladas en el Camp Nou, las filtraciones contra jugadores, la división interna... y ahora la dimisión de seis directivos.
Alguna cosa ha cambiado en can Barça. Después de unos años en que el fútbol ha ido aguantando la cuestionable gestión deportiva de Bartomeu, finalmente se ha chocado con un iceberg difícil de esquivar. Económicamente el rumbo ha sido solvente, con previsiones de ingresos de récord y ejercicios cerrados con beneficios, pero hace un mes y medio se supo que desde el club se ha invertido dinero de los socios —sin su aprobación— para presuntamente difamar rivales, jugadores, exjugadores y empresarios, con la finalidad de mejorar la imagen pública de Bartomeu.
Con el socio enrabiado, el agua ya se filtra; y la directiva que incomprensiblemente seguía flotando, se hunde.
Un año preelectoral de supervivencia
Bartomeu ha querido hacer un nuevo golpe de timón, el enésimo, y ha recibido un duro golpe que significa el inicio de la precampaña electoral, aunque ya hace un tiempo que empezó. Un año (si no es antes) para llegar a unas nuevas elecciones y sin Bartomeu en las listas. El máximo mandatario culé todavía no tiene definido quien será el candidato continuista porque ha perdido la última baza de Emili Rousaud y también la opción de Maria Teixidor.
La ropa sucia se lava en casa, pero parece que en el Barça se esconde bajo la alfombra, el detergente es el equivocado y muchas veces desaparece sin que Bartomeu sea consciente. Con Bartomeu empeñado en acabar su mandato, la junta llena de parches (y esperando nuevas tiritas) y con la plantilla del primer equipo masculino de fútbol plantándole cara, parece que nos espera un año complicado.
Que vayan calentando bien en la banda Víctor Font, Agustí Benedito, Emili Rousaud y quien sabe si Joan Laporta, o incluso Sandro Rosell, a la espera de algún tapado que todavía está analizando el panorama. Entre o no la pelota, la precampaña electoral ya está aquí. Empieza la cuenta atrás para el cambio de presidente en el Camp Nou.