El Bayern de Munich es el mejor equipo del continente. Esta sentencia era una evidencia pero ahora ya es oficial, y es que este jueves los bávaros, ganadores de la Champions, han derrotado al Sevilla, campeón de la Europa League, en la final de la Supercopa de Europa (2-1).

Si alguien se pensaba que los alemanes atropellarían a los andaluces sin oposición se equivocaba. Los de Julen Lopetegui han plantado cara y han dispuesto de dos oportunidades para decidir el partido en momentos clave, pero Youssef En-Nesyri no ha estado fino –o Manuel Neuer muy acertado– y el título, después de una prórroga muy tensa, volará hacia tierras bávaras.

Ocampos es una máquina

Ejercicio de resistencia. Así es como se puede definir el primer tiempo del Sevilla. El conjunto de Julen Lopetegui ha conseguido adelantarse en el marcador contra todo pronóstico en el minuto 12, cuando David Alaba ha atropellado al exblaugrana Ivan Rakitic dentro del área y el árbitro, Anthony Taylor, ha señalado la pena máxima. Lucas Ocampos, el mejor jugador de los andaluces, no ha fallado desde los once metros.

Así, el Sevilla se ha encontrado con un 0-1 inesperado y, por inercia o miedo, se ha limitado a contener las llegadas del Bayern. Hoy por hoy los alemanes son el mejor equipo de Europa, pero hay que decir que los de Lopetegui han conseguido parar el ímpetu bávaro durante los veinte primeros minutos.

A partir de aquí, sin embargo, los de Hans-Dieter Flick han empezado a llegar a la portería del ex del Girona Yassine Bono con recurrencia hasta que han encontrado el premio, en el minuto 33, de la mano de Leon Goretzka. El gol, sin embargo, ha sido mérito de Robert Lewandowski, quien le ha regalado la diana gracias a una excelente asistencia dentro del área después de descolgar una pelota bombada.

En-Nesyri, la final en su bota

En la segunda parte, en cambio, el duelo ha estado más disputado. El Bayern ha disfrutado de oportunidades para firmar el 2-1 –y de hecho ha conseguido marcar–, pero el árbitro ha anulado dos dianas a Lewandowski, por fuera de juego, y a Leroy Sané, por una falta previa muy discutible del delantero polaco.

Con el paso de los minutos, y gracias a la efectividad de Lopetegui con los cambios –la entrada de Óliver Torres ha sido clave–, el Sevilla ha conseguido establecerse en campo contrario y generar cierta incertidumbre en el área de Manuel Neuer.

Esta dinámica se ha mantenido hasta el minuto 86, cuando ha tenido lugar una jugada de aquellas que define una final, un título e incluso una carrera. Después de uno de los enésimos ataques del Bayern, el Sevilla ha podido trenzar un contraataque mortífero cuando Youssef En-Nesyri se ha plantado delante de Neuer y, con la izquierda, lo ha intentado batir por debajo. El portero alemán, sin embargo, ha detenido el disparo y ha salvado a su equipo en los últimos instantes del duelo.

Quien perdona lo paga

Es un tópico universal del mundo del fútbol. Pero es cierto. En los primeros compases de la prórroga, En-Nesyri ha vuelto a disponer de una oportunidad de oro para firmar el 1-2, pero después de deshacerse de Alaba su disparo ha acabado en el palo. La intervención de Neuer, con el pie, ha sido providencial.

Si el Bayern es el campeón de Europa es por muchos factores, pero sin duda uno de los más importantes es el físico. Con el paso de los minutos, los bávaros han sometido al Sevilla y finalmente han encontrado el gol decisivo justo antes del descanso de la prórroga. El autor, irónicamente, ha sido Javi Martínez, un futbolista que ha entrado para disputar los últimos instantes y que probablemente se marchará al Athletic Club este verano. El navarro ha aprovechado un mal rechazo de Bono para batir al portero marroquí con la cabeza después de un disparo de Alaba.

El Barça ya lo sabe y gigantes como el Manchester City, el Real Madrid o Liverpool son plenamente conscientes de ello. El rival a batir esta temporada es el Bayern de Munich.