Lisboa es tierra maldita para el Barça. Y en la segunda jornada de la fase de grupos de la Champions League ha vuelto a hacer el ridículo en el Estádio da Luz. Los blaugrana han sufrido una nueva goleada, ahora contra el Benfica, y se complican la vida en la máxima competición europea. Y, de paso, Ronald Koeman sigue colgando de un hilo, pero confirma su sentencia.
Un Barça sin jóvenes, miedoso y desesperante
La apuesta por los jóvenes de Koeman ha quedado en un espejismo. Si contra el Bayern de Munich se apostó por los veteranos y fue un desastre espantoso en el Camp Nou, contra el Benfica los tiros no han cambiado nada. Los veteranos son los de la Champions y se ha repetido el esquema miedoso con cinco defensas y dos delanteros.
Y esta vez la pesadilla ha vuelto a repetirse. En el Da Luz, el lugar donde hace poco más de un año los blaugrana recibieron un durísimo correctivo en los cuartos de final de la Champions contra el Bayern, han vuelto a temblar. Nada más en el minuto 2 de partido y en la primera jugada clara de ataque del Benfica, Darwin Núñez ha sido más rápido que nadie, ha dejado retratado a Eric Garcia con un recorte dentro del área y ha marcado el primer gol del partido.
Desesperación de un Barça que ya ha empezado a ver que la tónica de Champions volvía a ser desastrosa en Lisboa. Y Koeman, en la banda, sin saber qué hacer. El conjunto blaugrana ha sido un poema. Un equipo ultradefensivo que no podía superar a un rival supuestamente inferior y que no ha demostrado ser mucho mejor que el Barça. Falta de concentración, pérdidas en zonas de pases fáciles y poca entrega de los jugadores culés.
Si contra el Levante todo fue rodado, contra el Benfica ha sido todo lo contrario. Y si la idea de Koeman no ha convencido a nadie, el equipo tampoco estaba acertado en ataque. Memphis Depay ha estado demasiado vigilado. Pedri no ha podido desplegar su magia a pesar de ser el más activo. Y Luuk de Jong, un delantero que parece ser portero porque es lento y no tiene puntería.
Y lo más grave de todo ha sido que Koeman, viendo que con los de siempre no podía reaccionar, ha hecho entrar al joven Gavi a la media hora de juego por Gerard Piqué, que tenía tarjeta a amarilla. Y ni haciendo un cambio más que discutible, dando entrada a un centrocampista por un defensa, ha cambiado nada. Ha seguido el planteamiento miedoso y Frenkie de Jong, uno de los que había jugado mejor hasta este momento, se ha convertido en el tercer central.
El ridículo es culé
El Barça no ha sabido reaccionar ni en la segunda mitad. Después de ver como Darwin ha mandado el balón al palo justo en volver del vestuario, aprovechando una muy mala salida de Ter Stegen, ha llegado la segunda estocada.
Segundos después de la entrada de Ansu Fati, Nico González y Philippe Coutinho, a falta de veinte minutos para el final, Rafa Silva ha marcado el segundo gol local. La defensa del Barça vuelve a hacer aguas, nadie puede parar a los atacantes del Benfica, y a pesar de una primera parada de Ter Stegen a la desesperada, los portugueses han sentenciado el partido.
Un Barça sin saber como atacar ni tampoco como defender ha pasado a la ofensiva total demostrando una frustración absoluta. Y es ni con el equipo asomado al ataque para conseguir el milagro, los blaugrana han sido superados una vez y otra por los jugadores del Benfica. Y ya con la desesperación a flor de piel, Sergiño Dest ha hecho unas manos dentro del área, que el VAR ha confirmado como penalti, y en el minuto 79 Darwin ha hecho su segundo gol del partido. Y, además, Eric Garcia ha sido expulsado.
El Barça no ha podido levantar la cabeza y confirma que su futuro en la Champions es casi nulo. El nuevo desastre de Lisboa hace que sea el último del Grupo E con 0 puntos. Sí, 0. Y se ha quedado otra vez sin disparar entre los tres palos rivales. Y Ronald Koeman ya puede empezar a preparar las maletas. Hace falta un cambio urgente.