La primera jornada de Champions League dejó una muy mala noticia para el Real Madrid. Aunque los de Carlo Ancelotti solventaron la primera prueba con nota, ganando 0-3 en Glasgow al Celtic, lo hicieron sin Karim Benzema, que tuvo que retirarse del partido a la media hora y haciendo claros gestos de dolor en el cuádriceps de su pierna derecha. De vuelta a Madrid, el francés se sometió a las pruebas pertinentes para saber exactamente el diagnóstico y el alcance de la lesión.
Una sobrecarga de minutos podría explicar la lesión de Karim Benzema
El club anunció una “lesión en el músculo semitendinoso y una sobrecarga en el cuádriceps, ambas en el muslo derecho”, lo que le debería tener apartado de los terrenos de juego. A priori, se pierde seguro los encuentros contra el Mallorca y la segunda jornada de Champions contra el Leipzig. La intención del delantero es llegar al derbi contra el Atlético del día 18, aunque parece muy justo.
En todo caso, la lesión y la duración de la misma no es lo más importante. Si lo es el motivo principal por el que ha sucedido. Según explica el portal Defensa Central, fuentes médicas indican que “lo más normal es que sea por la acumulación de esfuerzos recientes”. En un lenguaje menos rebuscado: Benzema está sobreexplotado. Como se ha venido repitiendo durante todo el verano, el 9 madridista no tiene ningún suplente medianamente de garantías, pues el otro delantero de la plantilla es Mariano, casi siempre desaparecido.
La falta de recambio, un problema provocado en el Real Madrid
Eso provoca que, a sus 34 años, no descanse nunca. Una acumulación de minutos que aumenta el riesgo de que pasen cosas como las de Celtic Park. O que, cuando se recupere, vuelvan a pasar, incluso con más gravedad. Este informe que apunta a una sobrecarga de partidos advierte que la decisión de no fichar a otro delantero puede ser equivocada, pero ya no hay tiempo para remediarlo antes del mes de enero.
Una vez llegados al mercado de invierno, si Benzema sigue dando sustos como este, Florentino Pérez podría ir al mercado en busca de un jugador que, al fin y al cabo, permita respirar al francés. De momento, una de las pocas alternativas que existen en la Casa Blanca es la de introducir en dinámica del primer equipo a Iker Bravo, recién llegado al Real Madrid Castilla desde el Bayer Leverkusen. No parece una solución muy fiable, pues tiene 17 años y sería un recurso en casos puntuales, pero el problema puede ser mayor de lo que algunos podrían haberse imaginado durante el verano.