El Barça sigue vivo en la Supercopa de España después de superar al Betis en la tanda de penaltis (2-2, 2-4) gracias a un gran Marc-André Ter Stegen. Los blaugrana vuelven a ser irregulares y a demostrar que no están preparados para volver a ganar títulos, aunque jugarán la final contra el Real Madrid. A pesar de adelantarse en el marcador en dos ocasiones, con goles de Robert Lewandowski en la primera parte y de Ansu Fati en la prórroga, los andaluces han empatado cuando han querido. Y desde el punto de la pena máxima la moneda ha caído del lado de los culés, que jugarán el partido por el título en un Clásico.

Monólogo del Barça

En busca de la final porque esperaba el Real Madrid. Tanto Xavi Hernández como el resto de jugadores culés lo sabían. Y a pesar de los diversos cambios respecto de la última victoria en la Liga, el espíritu ha seguido siendo el mismo, pero el juego ha mejorado al inicio. Volviendo a asustar con Lewandowski desde la punta de ataque y con el viejo tridente ofensivo que han completado Ousmane Dembélé y Raphinha.

El Barça ha estado rápido, preciso y con mucho movimiento en todas las líneas. Los culés han empezado dominando y haciendo mucho daño a un Betis totalmente desubicado y sobrepasado. El medio del campo formado por Frenkie de Jong, Pablo Gavi y Pedri González ha sido la clave. Pero es que en defensa también ayudaba la gran capacidad de Ronald Araujo y Jules Kounde desde el eje. Cada jugada ofensiva del Barça era sinónimo de medio gol. Jordi Alba y Sergi Roberto dejaban su lateral y hacían de extremos. Y Dembélé se iba constantemente del catalán Aitor Ruibal. Pero quien fallaba lo más fácil era Lewandowski. Era un monólogo del Barça.

Jules Kounde jugando con el Barça / Foto: EFE

Cara y cruz para el Barça

El dominio del Barça, sin embargo, se ha acabado después de un gol de Pedri que el nuevo fuera de juego semiautomático ha anulado por posición antirreglamentaria de Raphinha antes de la asistencia. Era el minuto 23 cuando el Barça ha pasado de tenerlo todo bajo control a recibir un palo inesperado. Y el Betis ha dado un paso adelante, pero entonces ha aparecido el salvador Ter Stegen.

El Barça, lejos de darse por vencido, ha vuelto a recuperar la posesión y, antes del descanso, Lewandowski ha marcado su gol. Pedri ha sacado el balón desde el área propia como ha querido, Dembélé ha armado el contragolpe y el delantero polaco ha marcado en el segundo remate. Un premio merecido para un Barça superior, pero que también ha tenido momentos de sufrimiento.

Los jugadores del Barça celebrando el gol de Robert Lewandowski / Foto: EFE

Monotonía del Barça

Y en la segunda parte, aunque el Betis ha tenido que sacar del campo al descanso al cerebro Sergio Canales, ha habido más combatividad. El Barça, con más espacios, ha buscado el segundo, pero los andaluces estaban con el cuchillo entre los dientes para buscar el empate. Dembélé empezaba con sus decisiones imprudentes y arriesgadas, que tanto podían acabar con un gol a favor como en contra. Pero el francés ha sido sustituido por Ferran Torres, igual que de Jong por Sergio Busquets, buscando la calma del juego.

Pero el Barça no ha encontrado la tecla para volver a los excelentes primeros veinte minutos. Y se ha dedicado más a defenderse que a atacar. Un partido que se ha convertido en monotonía. Y por este motivo Nabil Fekir, el mejor del Betis, ha hecho el empate en el minuto 77. Y obligadamente han entrado Marcos Alonso y Andreas Christensen por Jordi Alba y Sergi Roberto. Y poco después Lewandowski ha hecho el 1-2, pero el VAR ha vuelto a anular un nuevo gol culé por fuera de juego previo de Ferran Torres. Ter Stegen ha vuelto a ser providencial y la prórroga ha sido inevitable.

Nabil Fekir celebrando su gol contra el Barça / Foto: EFE

Justo en el arranque del tiempo extra, golazo descomunal de volea de Ansu Fati para decantar el partido. Pero en el minuto 101, Loren Morón, que había entrado antes de empezar la prórroga, se ha inventado otro golazo de espuela para volver a empatar el partido. Cuando el Barça lo ha tenido en la mano, ha temblado. Pero no ha habido más goles. Sí una expulsión de Andrés Guardado por doble tarjeta amarilla. Y los todavía más inevitables penaltis han decidido que el Barça juegue la final en un Clásico contra el Real Madrid con un título en juego.