El Camp Nou no tendrá público en las graderías en los próximos partidos de Champions League. Este miércoles, el Barça entregó un protocolo a la Secretaria General de l'Esport con el fin de poder acoger una parte de sus aficionados en los siguientes duelos de la máxima competición continental, y es que hace dos semanas la UEFA aprobó que se permitiera un 30% de aforo en los estadios. La primera propuesta consistía en dejar entrar a 1.000 aficionados en el duelo contra el Ferencváros del próximo 20 de octubre, pero la respuesta del Govern ha sido rápida y contundente: denegada, no correrán ningún riesgo.
En declaraciones a RAC1, la consellera de Salut, Alba Vergés, ha sido clara: "En una situación como la actual, es difícil que nos planteemos que pueda haber público. No podemos plantearnos si será así durante toda la temporada, pero de cara al 20 de octubre (partido contra el Ferencváros) es imposible", ha dicho.
Más contundente ha sido el secretari de Salut de la Generalitat, el doctor Josep Maria Argimon. "No soy partidario de que haya público. Me costaría explicar determinadas medidas —haciendo referencia al cierre de bares y restaurantes— y tener que abrir el Camp Nou, aunque las 1.000 personas podrían mantener la distancia de seguridad perfectamente", ha dicho. El problema, según ha explicado, radica en "la entrada y salida del estadio" y también ha reconocido que "no sería la imagen deseada".
Vergés y Argimon, por otra parte, también han hablado sobre el hecho de que se pueda celebrar —o no— la moción contra Josep Maria Bartomeu. Aunque no se mojan porque todavía no tienen la petición formal del Barça, el secretari de Salut ha enviado un aviso: "La respuesta será no si comporta aglomeraciones de forma no escalonada".