La realidad supera la ficción. Neymar Jr, después de un año y medio en París, quiere deshacer el camino y volver al Camp Nou. Esta información, avanzada por Mundo Deportivo, no tendría que alterar la planificación deportiva de un equipo como el Barça. Pero desde el club ya no son inflexibles y habrían consultado al vestuario la posibilidad de repescar a Neymar con otra operación multimillonaria.
El entorno de Neymar, que se estructura como una empresa, empieza a mover hilos para corregir un error estratégico o justificar una decisión impopular. El delantero brasileño ya tiene 26 años y sólo ha necesitado una temporada recibiendo faltas y silbidos por los campos de la Liga francesa para abrir los ojos y sentir melancolía de un pasado cada vez más lejano, protegido por Leo Messi. La Cadena SER destapa que Neymar tiene un acuerdo con el París Saint-Germain para marcharse el próximo verano a cambio de 220 millones de euros. Esta cifra obligaría al Barça a replantearse su hoja de ruta y desprenderse de alguna apuesta de futuro. No hay dinero para todo el mundo. Y menos con el Espai Barça por el medio.
El tiempo lo cura todo. O eso es lo que deben pensar desde las oficinas del Camp Nou donde seguramente ya no recuerdan qué hizo Neymar durante el verano del 2017. El futbolista, como reveló posteriormente Gerard Piqué, ya tenía decidido su futuro, pero mareó a todo el mundo con informaciones contradictorias. Su futuro se convirtió en un serial que se actualizaba cada hora con versiones de su entorno, que sabía qué papel tenía que jugar.
La afición del Barça se sintió utilizada por un futbolista que decidió dar un paso atrás para llenarse los bolsillos con la excusa de liderar el proyecto que tenía que reinar en Europa. Desde fuera, Neymar se dedicó a enviar mensajes contra Josep Maria Bartomeu y a reclamar la prima para renovar un contrato que no cumplió.
El Real Madrid, en los octavos de final de la Champions, le demostró que la historia no está en venta. Hay escudos que pesan más que otros. Y el del PSG, de momento, no impone respeto. Europa es su única carta. Se juega el reconocimiento público en un puñado de partidos.
Además, Neymar ha visto en París que su liderazgo no es indiscutible. Se marchó para brillar fuera de la sombra de Messi y ahora tiene que luchar por destacar al lado de Kylian Mbappé, un delantero de 19 años que ya es campeón del mundo. Es por eso que su empresa busca crearle, otra vez, el mejor entorno para igualar la carrera contra el tiempo y posicionarle como favorito al Balón de Oro.
Los mensajes de Neymar, a través de su gente de confianza, van en dos direcciones: convencer al Barça para que vuelva a abrirle las puertas o construir el argumento principal para justificar su fichaje por el Madrid. Está claro que Qatar, propietario del PSG, paga el sueldo a un jugador que cuenta los días para marcharse.