El año 2021 de Marcelo Vieira da Silva Júnior, conocido futbolísticamente únicamente como Marcelo, ha ido de mal en peor. Deportivamente, el brasileño no contaba para Zinedine Zidane, pero cuándo el francés dejó el banquillo madridista en verano, su situación no ha mejorado.
Marcelo no cuenta para Ancelotti
En los meses que lleva Carlo Ancelotti al frente del equipo, en su segunda etapa, solo ha participado en tres partidos de liga, únicamente uno de ellos como titular, y en dos de la Liga de Campeones, ambos saliendo desde el banquillo. En el terreno de juego, la situación del capitán madridista es irrecuperable, él lo sabe y es consciente que la etapa de blanco llega a su fin. Pero fuera del terreno de juego, su año no ha sido mejor.
El fin de semana del 27 y 28 de marzo, cuándo todavía estaba vigente el cierre perimetral de la Comunidad de Madrid, él, junto con su familia se lo saltaron para ir a una playa de Valencia. El gobierno de la Generalitat Valenciana abrió expediente al futbolista del Real Madrid y la Consejería de Justicia dictaminó una multa de 2.700 euros por incumplir las medidas anticovid. Una pandemia que también ha vuelto a afectarle en las últimas horas.
El pasado día 15 de diciembre el Real Madrid comunicó que, junto a Luka Modric, había dado positivo en COVID-19 en las pruebas realizadas. Además, el día siguiente, también dieron positivo el portero Lunin, Marco Asensio, Rodrygo y el técnico asistente de Carlo Ancelotti, su hijo Davide. Centrándonos en el caso de Marcelo, aunque su contrato finaliza esta temporada, el club podría buscarle una salida incluso durante el mercado de invierno.
No quiere irse en enero
Esta noticia, sumada a su ausencia obligada por coronavirus, significaría que ya no volvería a jugar más con el Real Madrid, y no podría despedirse en el césped. Su salida ayudaría económicamente al Madrid, sobretodo para ahorrarse la parte proporcional de su ficha hasta final de temporada. Quieren hacer lo mismo con Isco y Bale, y esas tres salidas supondrían un ahorro de 30 millones netos en la masa salarial.
Eso garantizaría el control económico y la llegada de refuerzos, con Mbappé como prioridad. Pero Marcelo no quiere una salida abrupta. Quiere acabar su contrato e irse en junio por la puerta grande, y evitar una salida mal organizada y por la puerta de atrás como en su día le pasó a emblemas del Madrid como Iker Casillas o Raúl González.