Volvía Carlos Alcaraz a las pistas después de su último torneo donde no estuvo a la altura. Y lo ha hecho en un escenario ideal, la Copa de Maestros, celebrada en Turín, que enfrenta a los ocho mejores tenistas del mundo. Emparejado en el grupo de Zverev, Medvedev y Rublev, el primer turno sería contra el alemán, que ya sabe lo que es ganar este torneo hasta en dos ocasiones. Y el partido ha estado a la altura de lo que se esperaba, y es que es cierto que son auténticos maestros en su deporte, con puntos realmente espectaculares.
No ha sido posible para Alcaraz que no ha conseguido sobreponerse a los fantasmas que le sobrevolaban la cabeza después de los últimos varapalos, ante un Zverev que ha ido de menos a más, todo lo contrario al murciano, que no ha sido capaz de mantener sus mejores sensaciones de cara a poder alcanzar las semifinales. En un partido que se ha ido hasta las dos horas y media, el flamante campeón de Wimbledon ha sucumbido ante la potencia de saque del alemán, en el que ha sustentado su victoria, por dos sets a uno (7-6, 3-6 y 4-6).
Alcaraz se lleva la primera manga
El primer set ha destacado por la igualdad que han mostrado ambos tenistas, aunque es cierto que con los dos cometiendo muchos errores. Sobre todo un Carlos Alcaraz que ha tenido muy malas sensaciones en los primeros compases, con un inicio titubeante. En el tercer juego, el murciano, ha perdido su saque, una situación a la que ha respondido Carlitos, en el sexto, para poner el empate y que ha ido de menos a más. En ese momento, ambos han hecho los deberes con su servicio, haciendo gala de lo parejo que estaba el enfrentamiento.
A pesar de los errores en el primer set, los malos segundos de Zverev, y sus malos restos al segundo saque de Carlos, han permitido al español levantar el ánimo, aunque no con las mejores sensaciones, y remontar. Tanto es así que Alcaraz, con el 6 a 5, ha tenido dos bolas de break, que ha sabido solventar el alemán sustentado en un gran saque. Dada la igualdad del partido, todo ha llevado a un tie break que parecía inevitable. Y ahí hemos visto al mejor Carlos, donde ha sido muy superior a su contrincante.
Con un saque muy sólido, todo lo contrario a un Zverev que tampoco ha acabado de encontrarse cómodo, Alcaraz le ha ido comiendo la moral al alemán. Fruto de la confianza que ha ido adquiriendo, el murciano se ha atrevido con alguna de sus famosas dejadas para dejarnos grandes puntos [7(7) 6(3)].
... Zverev remonta con un gran saque
Sin embargo, en el segundo set han vuelto a aparecer los fantasmas del inicio del primero. Y, en este, Carlos Alcaraz no ha sido capaz de frenar a la apisonadora alemana. Y eso que ha tenido, en el primer juego, la posibilidad de romperle el servicio con un Zverev fuera de sí, que parecía que estaba en la continuación del tie break, no obstante, la ha salvado, y a partir de ahí todo ha sido cuesta abajo para el alemán. Con demasiada facilidad se ha visto con el 4 a 1, Zverev, que no ha dejado de pisar el acelerador para resolver el segundo set por la vía rápida (6-3).
Los primeros juegos del set definitivo han seguido su curso natural, con ambos tenistas ganando sus respectivos saques, no sin sufrimiento para el murciano. Alcaraz ha jugado mal, lejos de su desparpajo habitual, y se ha visto con una bola de break en el tercer juego, que ha sabido resolver. Ha sido en el quinto cuando el alemán ha conseguido materializar la rotura del servicio de su rival, antes, apoyado en su gran saque (ahora, sí) ha sabido hacer los deberes. Lo cierto es que Alcaraz, atenazado por el miedo, ha tenido que ir siempre a remolque.
Ha estado cerca Alcaraz de sorprender a Zverev en el octavo juego de partido. Con el deuce, después de remontar, el alemán ha salvado el conato de reacción de Carlitos, para no dejar demasiadas opciones al español. Pero, cuando todo parecía perdido, el murciano ha desplegado su mejor potencial, consciente del ahora o nunca, porque su rival estaba a un solo juego (con servicio a favor) de llevarse el partido. Y ha metido el miedo en el cuerpo, con una bola de break, que ha salvado el alemán, de nuevo, con su saque para llevarse el primer partido.