Nueva York, Londres y ahora París. Carlos Alcaraz ya ha conquistado su primer Roland Garros, eternizándose también en la tierra batida. Después de haber demostrado su superioridad en la pista rápida del US Open (2022) y en el césped de Wimbledon (2023), ahora se ha adjudicado también el Grand Slam de arcilla, convirtiéndose en el tenista más joven al alzar tres majors de tres superficies diferentes. Además, lo ha hecho después de un partido épico contra un Alexander Zverev que ha presentado batalla hasta el quinto set (3-6 / 6-2 / 7-5 / 1-6 / 2-6). El duelo ha sido igualado en muchos momentos, pero el talento del número tres del mundo se ha acabado imponiendo en una última manga en la cual ha sacado a colación todo su carácter. Un nuevo triunfo legendario que sirve para seguir dibujando una carrera que con 21 años parece no tener límites. La tierra soñada se ha convertido en la tierra conquistada.
La derecha de Carlos Alcaraz marca diferencias
El primer set ha sido impoluto para Carlos Alcaraz. A pesar de la diferencia de seis años que hay entre los dos tenistas, el murciano ha demostrado ser más maduro. Con la lección aprendida del mal inicio que tuvo en las semifinales contra Sinner, Alcaraz ha empezado mandando. Y lo ha hecho brillando con su mejor arma: la derecha, un golpe que es de los mejores del circuito. Cuando puede dominar con esta faceta, pocos jugadores pueden competir contra el vigente campeón de Wimbledon. Zverev lo ha intentado alargando los puntos el máximo posible, pero no ha podido competir en una primera manga que ha acabado con un 6-3 favorable a un Alcaraz que arrancaba con muy buenas sensaciones de cara a la conquista de la Copa de los Mosqueteros.
Ahora bien, después de este inicio dominado totalmente para el jugador natural de El Palmar, Alexander Zverev ha aterrizado en la pista central de Philippe Chatrier. El tenista alemán no quería regalar su victoria y ha empezado a demostrar porque es uno de los jugadores más en forma del mundo. Subiendo el ritmo de pelota considerablemente, no ha dado ninguna opción a Carlos Alcaraz, que ha sufrido muy tanto en el servicio como quedando durante el segundo. Este contexto de partido se ha traducido en una segunda manga sellada con un 6-2 favorable a Zverev. El duelo volvía a estar igualado y ahora tocaba el turno de la respuesta del número tres del mundo.
Intercambio de golpes y sensaciones a Philippe Chatrier
Estaba siendo una final verdaderamente igualada, con muchos altibajos, entre dos estilos radicalmente opuestos. Alexander Zverev quería un partido más ortodoxo, con puntos largos y sin demasiados cambios de guion imprevistos. En cambio, Alcaraz, genuino como siempre, pretendía apostar por intercambios rápidos, con los cuales exhibir su tenis más ofensivo. Cada juego era un tira y afloja para imponer su juego y ningún tenista era capaz de imponer el suyo. Finalmente, sin embargo, quien ha podido adjudicarse el tercero set ha sido el de Hamburgo. Con la cabeza más fría, ha resistido en los momentos claves para firmar un final de siete magnífico, remontando un break en contra y quedándose a un solo paso de ganar su primer Roland Garros.
Pero este paso tenía que ser largo y lleno de obstáculos. Porque superar Alcaraz cuando está cerca del abismo es una misión complicada. Así lo ha demostrado en el primer juego del cuarto set, cuándo ha sumado un break con una serie de puntos que han hecho levantar al público parisino de sus asientos. Después de un pequeño cortocircuito que Zverev le ha hecho pagar caro, el número tres del mundo ha vuelto a conectarse con la pista central de Roland Garros para cerrar uno parcial impresionante (6-1), en el cual no ha dejado ninguna opción al germano. Por lo tanto, todo volvía a estar en manos de uno quinto que prometía ser vibrante. No podía haber mejor desenlace para esta final y este torneo.
Alcaraz saca todo su arsenal al quinto set
Porque además, los dos tenistas han llegado al momento en un buen momento físico. Carlos Alcaraz había necesitado asistencia médica por una pequeña sobrecarga, pero nada demasiado serio. Así pues, todo estaba listo para vivir un set memorable. Sin embargo, el inicio de esta manga ha sido dubitativa para Zverev. En uno quinto set las muñecas tiemblan más del normal y eso lo ha notado el número 4 del mundo, que ha bajado considerablemente la velocidad de su servicio. Y esta circunstancia la ha aprovechado Alcaraz para sumar el primer break del set. En el siguiente juego, el germano ha intentado volver a igualar el duelo, colocándose 40-0 restante, pero el campeón murciano ha fregado la varita para salvar las cuatro pelotas de break y cerrar el juego con una dejada monumental. Ya lo tenía todo de cara, solo tenía que mantener el servicio para ser el nuevo campeón de Roland Garros. Pero incluso ha doblado la apuesta. Ha roto de nuevo el servicio y ha hundido por completo a su rival, llevándose una final que será recordada durante años.