Carlos Alcaraz no se ha despeinado para destrozar en tres sets (6-3, 6-1, 6-2) al alemán Oscar Otte en la tercera ronda de Wimbledon y seguir mejorando los resultados y la sensación de superioridad en cada ronda. El murciano ha sometido al teutón durante la hora y 40 minutos que ha durado el partido, y llega a los octavos en una forma perfecta.
Alcaraz silencia todas las dudas de golpe
Para aquellos que dudaron del desempeño de Carlos Alcaraz sobre el tapete verde de Wimbledon cuando en su primer partido sudó la gota gorda para deshacerse de Struff, los siguientes dos partidos han sido un claro mensaje. Alcaraz será, y es buenísimo, se ponga donde se ponga, y juegue donde juegue. Y es que en su segunda participación en el Grand Slam británico, todo para él es nuevo.
Por supuesto, el contexto. Wimbledon, con toda la mística que ello implica, con su blanco impoluto y la belleza de cada golpe en las pistas del All England Tennis Cub, es un escenario inmejorable para seguir creciendo a pasos agigantados. Pero los problemas, las dificultades, y el aprendizaje, también son nuevos para él.
En la primera ronda lo importante era ganar, y aunque con sufrimiento, así fue. En segunda, contra Griekspoor, volvió a aparecer el Alcaraz dominante, y en la tarde de viernes, el murciano ha vuelto a pasar por encima de su rival. El alemán Otte, que llega a este momento en el número 36 del ránking ATP, su mejor registro histórico, (igual que Alcaraz, que llega en el 7) ha sido un juguete en manos del murciano.
Visto y no visto
El partido ha empezado con una declaración de intenciones. Break en blanco de Alcaraz para marcar terreno, que le ha servido para dominar el primer set con facilidad. Le ha bastado con mantener su saque para dejarse la manga en bandeja, y lo ha cerrado con otra rotura para firmar el 6-3 final en solo media hora de juego.
El segundo, más de lo mismo. Alcaraz ha aumentado el porcentaje de acierto de sus primeros saques hasta el 80, lo que le ha permitido mantenerlo con solvencia. Esto, sumado a dos breaks largos y peleados, han puesto un 4-0 que ha acabado siendo un 6-1 para cerrar la segunda manga y dejar el partido prácticamente visto para sentencia.
Y para evitar cualquier atisbo de reacción del teutón, Alcaraz ha empezado el tercer periodo con un break a su favor. Y como si fuera un calco del primer set, a base de mantener su saque y ponerle la guinda con otra rotura en el momento clave ha tenido suficiente para, tras 100 minutos de partido, alzar los brazos ante un público entregado y que tiene ganas de seguir viéndolo triunfar en 2022, y durante muchos años más.