En contraposición con Fernando Alonso, que ha iniciado esta campaña sorprendiendo a todo el mundo al volante de su Aston Martin, la temporada para el otro español de la parrilla, Carlos Sainz, está siendo la otra cara de la moneda. Ferrari no acaba de dar con la tecla para mejorar los problemas de fiabilidad de su monoplaza y la degradación de sus neumáticos.
Los de Maranello vienen arrastrando dificultades desde la temporada anterior. Tanto es así que se hicieron varios cambios en la estructura de la escudería italiana, incluyendo la destitución de Mattia Binotto al frente del equipo, para que se hiciera cargo Frédéric Vasseur, pero tampoco han mejorado las cosas en el equipo italiano. De hecho, han consumado el peor inicio de temporada desde 2009, y no han pisado el podio en ninguno de los tres primeros grandes premios que se han disputado hasta la fecha.
Inestabilidad en Ferrari
Por si fuera poco, existe cierta inestabilidad en el box de Ferrari. Y es que se ha abierto una guerra interna entre Charles Leclerc y Carlos Sainz. El piloto monegasco se ha quejado a su equipo, enfadado por la actitud de su compañero, sobre todo en el último Gran Premio de Australia, donde no le dio rebufo, a pesar de ser una orden de equipo.
Molesto por esto, Leclerc ironizó por radio "Carlos me ha dado un rebufo muy agradable entre las curvas tres y cuatro". A partir de ahí, la relación entre ambos se ha ido deteriorando, hasta tal punto que, prácticamente, ni se hablan, y en la escudería italiana, ya parecen haber tomado parte en el conflicto.
En Ferrari están de acuerdo con el piloto francés y es Carlos Sainz el que tiene que empezar a ganar en la pista tras las críticas de su compañero. Leclerc se ve como el piloto número 1, y no ve al piloto madrileño como una amenaza, sino como un segundo espada que solo está para echar una mano para que Leclerc vaya subiendo puestos.
Imola, Miami y Barcelona, claves
Así pues, después de un rendimiento no demasiado bueno por parte de Carlos Sainz, del cual se esperaba mucho más, el madrileño está en el alambre. Primero por los malos resultados, aunque en eso también influye el monoplaza, y después por la guerra interna con el francés.
Ahora el SF23 va a recibir un paquete de mejoras que se podrán ver en los circuitos de Imola, Miami y Barcelona. Ahí es cuando Sainz deberá apretar los dientes, e ir con el cuchillo entre ellos, para demostrar de qué pasta está hecho y por qué en Ferrari se equivocarían si deciden prescindir de él.
Llega el momento de demostrar que puede estar entre los líderes, ahora que le van a dar armas para poder hacerlo. De lo contrario, la escudería italiana perderá la oportunidad de engancharse al vagón delantero, y poder luchar, si no por el primer puesto en el mundial de constructores, por el segundo. Carlos se la juega y Ferrari también. Prueba de fuego.