Después de 16 años sin tocar plata, los Boston Celtics han hecho historia al ganar a los Dallas Mavericks de Luka Dončić y coronarse por decimoctava vez en su historia como campeones de la NBA. Con esta cifra, los Celtics se convierten en la franquicia más laureada de toda la competición, superando a su eterno rival: Los Angeles Lakers. 

Atrás quedan ya los fantasmas del pasado, como aquellas finales que perdieron en 2022. Y en gran parte ha sido gracias a un Jayson Tatum al que no le ha pesado la responsabilidad de citarse con la historia y que, con 31 puntos, 8 rebotes y 11 asistencias, ha llevado a su equipo a colocarse un anillo en la mano. Gran parte de méritos también se los lleva Jaylen Brown, escogido como el MVP de las finales. 

Los Boston Celtics se han proclamado campeones de la NBA / Foto: EFE

Los Celtics ya son la franquicia más laureada de la NBA con 18 títulos de campeones

17 de junio de 2008. Aquella fue la fecha en la que los 'Orgullosos Verdes' de Garnett, Allen y Pierce se proclamaron campeones de la NBA por última vez al vencer en las finales a los primeros Lakers de Kobe Bryant y Pau Gasol. Desde entonces, la franquicia bostoniana no ha vuelto a colgar ninguna bandera en lo más alto del techo de su mítico pabellón verde. Su último intento de pelear por el anillo fue en 2022, contra los intratables Golden State Warriors de Stephen Curry. En aquella temporada, los de la bahía de San Francisco doblegaron a unos Celtics que, a pesar de su juventud e inexperiencia, forzaron 6 partidos (4-2).

Sin embargo, la franquicia verde aprendió la lección y decidió rodear a Tatum y Brown con un equipo ganador. A pesar de ser dos favoritos de la afición, tanto Marcus Smart (eterno capitán verde) como Grant Williams fueron traspasados este verano para darle un giro de 180 grados al proyecto. Malcom Brogdon (que fue sexto hombre del año en 2023), Gallinari, Blake Griffin o Robert Williams también hicieron las maletas del Garden. En su lugar llegaron Jrue Holiday y Kristaps Porziņģis, mientras que Derrick White y el eterno Al Horford han dado un pasito al frente. Una fórmula que llevaba más de una década cocinándose a fuego lento y que, por fin, el caprichoso destino ha querido que tenga fruto el mismo día dieciséis años después.

Pep Guardiola ha sido esencial en la consecución del anillo

Una serie de movimientos que no podrían entenderse sin la apuesta en Joe Mazzulla. A pesar de la decepción durante su primera campaña al mando de los Celtics, cuando eran favoritos para alcanzar las finales de la NBA y perdieron ante Miami Heat, desde los despachos del Boston Garden apostaron por darle un giro radical al proyecto pero, eso sí, sin cambiar a su líder. Desde entonces, Mazzulla ha ido perfeccionando el equipo hasta convertirlo en una máquina perfecta y, en parte, también ha sido gracias a los consejos de Pep Guardiola.

El entrenador del Manchester City ayudó a Mazzulla en su planteamiento para derrotar a los Dallas Mavericks en el Game 1 de las finales. En aquel partido, los Celtics destrozaron a los Mavs al contraataque, pero también acumularon puntos mediante el ataque posicional usando los principios del técnico catalán. La relación entre ambos entrenadores es más que buena y así lo hacía saber Mazzulla: "Hemos crecido para tener una gran relación, estoy muy agradecido. Me gustaría pensar que nos hacemos mejor el uno al otro". De hecho, el estadounidense visitó Manchester en febrero, mientras que el de Santpedor presenció el primer partido de las finales de 'sus' Celtics.

“La defensa de Dallas es una de las más inteligentes y son uno de los mejores equipos defensivos de la liga. Tienen la habilidad de manipular tu espaciado con sus rotaciones y su personal. Tenemos que ser creativos y disciplinados en nuestro espaciado para estar seguros de que podemos contrarrestar eso. Es en lo que Pep me ha ayudado, espaciado, transiciones, cómo mueves a esos chicos”, explicaba detalladamente Mazzulla en rueda de prensa después del primer partido. Sin duda, una colaboración entre dos genios que ha servido para volver a poner un estandarte de los Celtics en lo más alto del Garden dieciséis años después y colocar el nombre de la franquicia de Boston en el escalón más alto de la NBA.