Barcelona ponía punto y final a un acontecimiento revolucionario para la ciudad y el país. Los Juegos Olímpicos situaron a Barcelona en el epicentro del mundo y la ceremonia de clausura confirmó la transformación de una ciudad que aprovechó la cita olímpica para dar tres saltos hacia adelante.
El Estadio Olímpico Lluís Companys, lleno hasta la bandera, con más de 65.000 personas, fue testigo del adiós a los únicos Juegos que se han celebrado en España hasta el momento. 22 medallas sumó la delegación española (13 de oro, 7 de plata y 3 de bronce), mientras que el Equipo Unificado fue el triunfador, por delante de Estados Unidos y China.
La ceremonia de clausura se remonta a la noche del 9 de agosto de 1992. Una vez entraron en el estadio olímpico los Reyes de España, sonaron Els Segadors, para después dar paso al himno español. A partir de aquí fue el turno de diferentes espectáculos a cargo del grupo cómico 'Tricicle', que hizo una parodia de un maratón.
Después de una serie de actuaciones de bailarines en el centro del estadio, llegaron los discursos de clausura. El primero en dirigirse al estadio fue Pasqual Maragall, alcalde de Barcelona y al mismo tiempo presidente del COOB (Comité Olímpico Organizador de Barcelona), y después, Juan Antonio Samaranch, presidente del COI (Comité Olímpico Internacional).
La ceremonia de clausura también escenificó el relevo a la siguiente ciudad encargada de organizar los Juegos. Se levantó la bandera de los Estados Unidos y empezó la cuenta atrás por los JJOO de Atlanta 1996.
Tampoco quisieron perderse la fiesta Josep Carreras y Sarah Brightman, cantantes de 'Amigos para siempre'. Esta canción ya fue protagonista durante la ceremonia de inauguración, y qué mejor forma de cerrar los Juegos que volviendo a revivir uno de los temas que han quedado asociados 'para siempre' a la cita de Barcelona
Uno de los otros alicientes de aquella noche fue ver cómo la llama olímpica se iba apagando. El violoncelista Lluís Claret y la soprano Victória de los Ángeles hicieron sonar 'El cant dels ocells' mientras la llama del pebetero, que Antonio Rebollo había encendido 15 días antes, desaparecía lentamente.
Pero el último gran acto vino de la mano de Los Amaya, Peret y Los Manolos, que interpretaron la rumba catalana 'Gitana Hechicera", cantada, además, por todo el público del Estadio Olímpico de Montjuïc. Con fiesta y alegría se despedía una de las ediciones más recordadas de los Juegos. Todo salió rodado en Barcelona y la ciudad aprobó con nota el examen.