Es obvio que tener a dos gallos dentro de un mismo gallinero no es una buena manera de tener paz eterna. Y eso es lo que está pasando en Red Bull, ya que el equipo austríaco de Fórmula 1 tiene a dos grandes líderes y a dos grandes pilotos conduciendo sus monoplazas. El primero de ellos es Max Verstappen, el vigente campeón del mundo. Y el segundo es Checo Pérez, un piloto trabajador pero que nunca se deja pisar y que sigue yendo a la suya para intentar sorprender y ser de una vez por todas el campeón del mundo de F1.

Checo Pérez supera a Max Verstappen

Y este este se convierte automáticamente en un cóctel difícil de mantener sin que exploti: Red Bull es un polvorín. Pero es que Checo Pérez y Verstappen también chocaron después de la carrera sprint del Gran Premio de Azerbaiyán. En la prueba disputada este pasado sábado, el mexicano fue el vencedor y el neerlandés acabó tercero por detrás de Charles Leclerc. Y el saludo postcarrera entre los dos compañeros de equipo fue muy frío, teniendo un pequeño encontronazo fuera de cámaras.

El uno ganó y el otro quedó tercero. Ya está todo dicho. Es una rivalidad deportiva que también se traslada al box de Red Bull. Si los dos quieren ganar y tienen las mismas armas, la igualdad es máxima, igual que esta tensión que también es máxima. Y Red Bull tendrá que ir muy en cuenta con sus movimientos para no crear un ambiente todavía más complicado de gestionar.

Sergio Checo Pérez Christian Horner Red Bull / Foto: EFE
Checo Pérez y Christian Horner, el director del equipo del equipo Red Bull de Fórmula 1 / Foto: EFE

Max Verstappen, muy enfadado en Bakú

Sin embargo, este encontronazo entre Verstappen y Pérez también viene condicionado por el estado de enfado que tenía el vigente campeón del mundo. Verstappen tuvo un pequeño choque durante la carrera por culpa de George Russell. El piloto de Mercedes tomó más riesgos de los necesarios en una curva y dañó el monoplaza de Verstappen.

Después de la carrera hubo visita de Verstappen a Russel para recriminarle la acción. Incluso, el de Red Bull le dijo "imbécil" al piloto de Mercedes. Una manera muy clara de demostrar hasta qué punto estaba enfadado Verstappen, ya que quería conseguir la victoria en la carrera sprint de Bakú.

Y por eso se puede entender que Verstappen no tuviera su mejor día y que lo acabara pagando con Checo Pérez. El mexicano hizo su trabajo, ganó y sigue presionando a Verstappen, que es el gran rival a batir en el Mundial de Fórmula 1.