El Barça necesita llevar a cabo fichajes importantes este verano. El equipo blaugrana ha demostrado tener nivel para competir en España, ganando la Liga, pero insuficiente para hacerlo en Europa, cayendo con estrépito en la Champions League, cayendo en la fase de grupos, e incluso en la Europa League, en la que no pudo hacer nada ante un Manchester United en crisis. Xavi Hernández necesita refuerzos y el Barça no tiene ni dinero ni margen en la masa salarial.

No queda otra que vender jugadores y uno por los que se puede sacar dinero es Raphinha, que esta temporada ha sido incapaz de demostrar un nivel de estrella. El brasileño no ha jugado mal, en general, pero no es el jugador diferencial que se creía cuando se aceptó el pago de 58 millones de euros. Raphinha no está en el mercado, pero si llega una oferta interesante, se estudiará.

Raphinha, en un partido del Barça de esta temporada / Foto: EFE -Toni Albir

El Chelsea quiere a Raphinha

Y esta oferta ha llegado, desde Londres, donde el Chelsea está dispuesto a pagar 60 millones de euros por el extremo brasileño, que ya estuvo en la agenda de los blues la temporada pasada. Joan Laporta, sin embargo, quiere más dinero, sabedor que el Chelsea está pagando millonadas por jugadores de menor nivel. El Barça solo traspasará al brasileño si el Chelsea pone encima de la mesa 80 millones, una cantidad que jstificaría su traspaso.

Xavi Hernández, por su parte, prefiere quedarse con Raphinha, al que considera un jugador en crecimiento, que merece tiempo para adaptarse al Barça. El entrenador, eso sí, aceptará la salida del brasileño, siempre que el dinero sea invertido para reforzar las posiciones más sensibles, especialmente la de mediocentro defensivo, para la que quiere a Martín Zubimendi.

Joan Laporta, presidente del Barça / Foto: Europa Press - José Oliva

Deco, en una encrucijada

El principal problema con Raphinha, además de que el jugador se niega a salir, es que su representante es Deco, que será el sustituto de Jordi Cruyff en la dirección deportiva del Barça. El portugués no quiere que le acusen de beneficiarse con el movimiento de Raphinha, por lo que no va a mover un dedo para que el brasileño cambie de aires. Queda a expensas de lo que decida el Barça, pero él considera que no debe participar del posible traspaso.

La pelota, pues, está en el tejado del Chelsea, que se llevará a Raphinha si ofrece 80 millones de euros, al que quiere para sustituir a Havertz, que va a salir de Londres con total seguridad. Todo lo que sea menos de esa cantidad, será ignorado por el Barça, que prefiere vender a Ferran Torres o al Ansu Fati antes que al brasileño.