El FC Barcelona está a punto de cerrar un fichaje que podría redefinir la configuración de su ataque: Federico Chiesa, el extremo italiano de la Juventus, está muy cerca de convertirse en nuevo jugador culé por una cifra que rondaría los 10 millones de euros más 5 en variables. En un mercado donde el Barça se ha visto obligado a ser cauteloso por las limitaciones económicas, la incorporación de Chiesa aparece como una opción 'low cost' que genera consenso tanto en la directiva como en el staff técnico.
Hansi Flick ya ha dado su visto bueno a la operación. Chiesa es un jugador que siempre ha gustado por su capacidad de desborde, su velocidad y su experiencia en el fútbol europeo. Su llegada, sin embargo, no llega sin consecuencias. El principal damnificado por este movimiento sería Ansu Fati, el joven talento que no ha logrado consolidarse en los planes de Flick.
Ansu Fati, que en su momento fue considerado una de las joyas más brillantes de la cantera azulgrana, ha visto cómo su protagonismo se ha ido diluyendo con el tiempo. Las lesiones y la falta de regularidad han mermado su rendimiento, y Flick, en busca de un equipo más sólido y competitivo, ya le habría comunicado que no cuenta con él para esta temporada. La recomendación del técnico alemán es clara: que busque un nuevo destino donde pueda recuperar sensaciones y minutos de juego.
El Barça, consciente del valor de Ansu Fati, no está dispuesto a desprenderse de él de manera definitiva. Una cesión aparece como la mejor opción, permitiendo que el jugador sume minutos y vuelva a encontrar su mejor versión. Clubes como el Sevilla ya han mostrado interés en hacerse con sus servicios, y una cesión a LaLiga podría ser el escenario ideal para que Ansu recupere la confianza que lo convirtió en uno de los jugadores más prometedores de Europa.
Por una suma relativamente modesta, el club catalán adquiere a un jugador contrastado que puede ofrecer rendimiento inmediato. Chiesa, que también ha tenido altibajos en su carrera debido a las lesiones, ve en el Barça una oportunidad de relanzar su carrera en un entorno donde la presión es alta, pero las oportunidades también lo son.
Con la llegada del italiano, Flick busca reforzar una posición que considera clave para su esquema de juego. Chiesa aportará desborde por la banda izquierda, algo que el equipo ha echado en falta en las últimas temporadas. Su capacidad para romper líneas y generar peligro en el último tercio del campo será un recurso valioso para un Barça que aspira a competir al más alto nivel tanto en LaLiga como en Europa.
Ansu Fati, en cambio, se verá obligado a buscar su destino lejos del Camp Nou, al menos temporalmente. Lo que está claro es que el Barcelona, pese a sus limitaciones económicas, sigue moviéndose con astucia en el mercado, intentando armar una plantilla competitiva que pueda estar a la altura de las expectativas.