El partido de ida de semifinales de la Champions League contra el Real Madrid sirvió para que Jamal Musiala pudiera demostrar que ya es una realidad, y no una simple promesa, y que merece ser considerado como uno de los mejores jugadores del planeta. Todos los elogios que ha recibido son totalmente merecidos, y es una de las principales estrellas del Bayern de Múnich. De hecho, junto a Harry Kane, ahora mismo es la pieza más destacada, y con diferencia.
Carlo Ancelotti no pudo encontrar la manera de parar al atacante nacido en el año 2003, que brilló mucho más que su amigo Jude Bellingham, y volvió loco a Lucas Vázquez y a toda la defensa cada vez que entraba en contacto con el balón. Las esperanzas de los bávaros de clasificarse a la final pasan por el internacional alemán, que también representó a Inglaterra en categorías inferiores. Y quieren convertirlo en la piedra angular del proyecto.
Sobre todo, con las numerosas salidas que se pueden producir este verano, como las de Leon Goretzka, Joshua Kimmich, Alphonso Davies, Serge Gnabry o Kingsley Coman. En el Allianz Arena pretenden que sea el nuevo Thomas Müller, quien también puede decir adiós, y retirarse o marcharse a un destino exótico, pero de momento, el ex del Chelsea y del Southampton ha rechazado todas las propuestas que ha recibido para ampliar su contrato.
Parece que está planteándose un traslado lejos de la Bundesliga, y tan solo tiene firmado un vínculo válido hasta 2026. No han tardado en aparecer los primeros pretendientes dispuestos a hacer un enorme esfuerzo por Musiala, y entre ellos se ha colocado al Madrid, al Liverpool, al Manchester United o al Paris Saint-Germain. Pero ahora mismo, es el Manchester City el equipo que más insiste en él, siendo una obsesión para Pep Guardiola.
Viendo que Kevin de Bruyne y Bernardo Silva pueden hacer las maletas, ha pensado en la estrella del Bayern para llenar el enorme vacío que dejarían en el Etihad Stadium.
Musiala, socio de lujo para Erling Braut Haaland
Guardiola no tiene ningún tipo de duda con Musiala, y está convencido de que merece la pena pagar los 100 millones de euros que costaría, como mínimo. Porque cree que ayudaría a recuperar la mejor versión de Erling Braut Haaland, y formar una conexión letal.
Para el técnico catalán, el anglo-germano es uno de los cracks más en forma del planeta, solamente por detrás de Kylian Mbappé.