No solo en las noches en las que es ganar o ganar. Hace falta siempre. Esa garra. Esa sangre. Gavi es la imagen personificada de lo que necesita el FC Barcelona. Con el balón en los pies está sobradamente dotado, pero eso no es secreto para nadie. Muchos de los que han pasado por su situación, con el trenta-y-pico a la espalda, también lo estaban, pero este chico es diferente, está hecho de otra pasta.

Gavi: contra todo y contra todos

Qué gozo verlo ya en las categorías inferiores, pero el fuego que lleva Gavi dentro es uno diferente. Como si no fuera de la Masia. El Barça necesita a un futbolista como él. Desde la etapa de Pep Guardiola que el club busca un mediocampista todoterreno. De cubrir campo, de hacer kilómetros, de chocar. Los Paulinho, Arturo Vidal y ahora Kessié no dejan de ser el perfil que complementa al Barça. Gavi, lo es y se complementa solo.

Gavi, presionando a Hakan Calhanoglu durante el Barça - Inter del Camp Nou en la Champions League/ Foto: EFE

De hecho, sería necesario que los blaugrana se acostumbren a contagiarse de Gavi. De la entrega y del ímpetu, de la marcha más que a veces parece que no entra o, simplemente, que no se quiere meter. Hoy se ha hecho. Incluso se ha puesto demasiado temprano. El exceso de vertiginosidad podría haber condenado al Barça y ha acabado haciéndolo en el segundo y tercero del Inter. Balonazos, Lautaro, gol.

Ni tanto, ni tan poco

Las prisas venían imprimidas por el electrónico que campaba en el Camp Nou. El 1-2 no ha dejado fría a la grada y eso que había razones, precedentes y varios estímulos en forma de estadísticas como para hacerlo. Al menos la 'culerada' sí que se ha contagiado de Gavi. Animando a los suyos hasta el final.

Siempre es necesaria, pero parece que no ruge lo suficiente de tantos despistes que hay en defensa. ¿Cómo se puede perder la concentración con 92.000 personas haciéndose escuchar? Ha pasado en hasta tres ocasiones, pasó en el Olímpico de Roma y pasó en Anfield. O pasados de revoluciones, o horchata en las venas. Ni tanto, ni tan poco. Cada error, un gol en contra. Lewandowski venga a igualar el partido. Con todo lo que ha costado hacerlo una vez, como para concederle un nuevo contragolpe a los italianos.

Robert Lewandowski, luchando con Bastoni durante el Barça - Inter de Champions League / Foto: EFE

El empuje ha quedado para unos pocos. Lautaro y Balde cuando ha salido, lo han tenido. Hay que ir todos a una para enderezar la situación. Que todo el mundo reme hacia la misma dirección y que el ritmo sea, de todos, el mismo. Que lo marque Gavi. Encajar el golpe rápido, lamerse las heridas de los siete goles encajados en cuatro partidos en Europa e ir al Bernabéu con la frente muy alta de nuevo.