El Reus Deportiu vive uno de los momentos más bajos de su historia. El curso pasado, después de unos años brillantes en Segunda División, el club del Baix Camp bajó administrativamente a Tercera por impagos a sus futbolistas y trabajadores. Esta temporada, sin embargo, también ha sido descalificado de la cuarta categoría del fútbol estatal por deudas pendientes.
Teóricamente, la crisis financiera de la entidad reusense la tenía que paliar US Real State Investment, una empresa norteamericana que compró el club y que, además, se comprometió a ampliar el estadio y construir un centro comercial.
Por ahora, sin embargo, la llegada de Clifton Onolfo –el nuevo propietario– no se ha notado ni en los despachos, ni en las instalaciones y tampoco, por descontado, sobre el césped. El único lugar donde parece que el magnate estadounidense tiene influencia, por ahora, es en las redes sociales.