En una tarde donde el fútbol ha sido la cosa menos importante de todas, el Barça ha tenido que esperar hasta la segunda mitad para desencallar el partido en el campo del Cádiz (0-4) y alargar hasta cuatro la racha victoriosa en Liga Santander. Los goles de Frenkie de Jong, Ansu Fati, Ousmane Dembélé y, por supuesto, Robert Lewandowski han cumplido el trámite blaugrana en el feudo del colista.
Pero el partido ha dejado de ser noticia cuando, en los alrededores del minuto 82, el juego se ha tenido que parar repentinamente por una parada cardiorrespiratoria de un aficionado cadista. Después de veinte minutos de angustia, el partido ha quedado parado y los jugadores se han marchado hacia vestuarios. Casi media hora después, se ha podido mantener con vida a este espectador, se lo ha evacuado hasta el hospital más próximo y se ha retomado el juego.
El palo niega el gol de Raphinha
En el Nuevo Mirandilla, Xavi Hernández ha jugado dos partidos. El primero, el duelo contra los andaluces, pero de la alineación inicial, sin Dembélé, Ansu Fati, Koundé, Pedri o Lewandowski se puede extraer la idea de que el técnico culé también empezaba a jugar el partido del próximo martes en Munich contra el Bayern. En el lugar de los ya mencionados han actuado de inicio futbolistas mucho menos habituales como Piqué, Ferran Torres, Depay o el debutante Bellerín.
Y, o bien por estas novedades, o por las urgencias de un Cádiz sin puntos ni goles en su casillero, las primeras embestidas las han protagonizado los locales, con una primera jugada de mucho peligro en las botas de Sobrino. Para limitar el impulso inicial, el Barça lo ha tomado a modo de aviso y primero Memphis y Frenkie de Jong en una doble ocasión, y poco después Raphinha, con un tiro que se ha estrellado con el palo, habrían podido marcar el primero.
Penalti claro no señalado sobre Balde
Pero estas ocasiones, lejos de suponer el comienzo de un vendaval culé, ha sido poco más que un espejismo. El juego no era fluido, y mientras los gaditanos amenazaban con la pelota parada, la novedosa tripleta atacante barcelonista (Raphinha-Ferran-Memphis), no estaba nada inspirada. El brasileño, demasiado discordante, el valenciano acumulando pérdidas y malas decisiones, y el neerlandés, poco resolutivo en los metros finales.
A pesar de este panorama, el Barça habría podido ir ganando al descanso si Del Cerro Grande hubiera señalado un penalti de Iván Alejo sobre Alejandro Balde que desesperaba a Xavi en la banda, que al verlo repetido quedaba incrédulo ante la decisión arbitral. Es sólo una muestra más de la disparidad de criterios arbitrales, que sólo hace que todo el mundo acabe loco sin entender porque acciones idénticas son penaltis en algunos partido y en otros no.
Frenkie de Jong desencalla el partido con el primer gol
Sin tiempo para lamentarse ha empezado una segunda mitad que ha empezado con una ocasión clara de Fede San Emeterio, que la ha enviado a las nubes. Cuándo Xavi Hernández ya tenía preparado un triple cambio para revolucionar el partido, el Barça ha encontrado el camino del gol.
Frenkie de Jong, llegando desde segunda línea, ha culminado a placer después del rechazo del portero Ledesma a un pase de la muerte de Gavi, al mejor de los blaugrana en los menos de 60 minutos que ha durado en el césped. Porque, a pesar de abrir la lata, Xavi no ha variado de planes y ha dado entrada a Dembélé, Pedri y Lewandowski para que descansara Gavi y retirando a unos espesos Memphis y Ferran.
Lewandowski marca pero el fútbol queda en un segundo plano
Y, a estas alturas, no descubriremos que Robert Lewandowski es sinónimo de gol. Y ha tardado sólo ocho minutos en demostrarlo. El polaco ha iniciado él mismo una jugada por banda derecha que ha ido siguiendo desde la distancia, como aquel que sabe que le acabará cayendo a sus pies. Y después de un rebote entre De Jong i Ledesma, efectivamente, Lewandowski se ha lanzado al suelo con todo para enviarla al fondo de la red y sumar su sexto gol en liga, que lo sitúa como máximo goleador en solitario.
Con el partido sentenciado, la intensidad ha bajado en picado. Cuándo parecía que el partido acabaría sin demasiado más a destacar, a todo el mundo se le ha helado la sangre. El juego se ha parado por una grave urgencia cariaca en la grada. Los servicios médicos de los dos equipos y las emergencias han acudido lo más rápido posible a la zona, y el mismo Ledesma ha tenido que hacer llegar el desfibrilador para que intentaran reanimar a la persona afectada.
Angustia absoluta en el Nuevo Mirandilla
Los minutos pasaban y las muestras de angustia de todos los presentes eran constantes, con jugadores como el azulgrana Araujo o el cadista Mbaye rezando para intentar aferrarse a las esperanzas que todo acabara en un grandísimo susto. Después de casi una hora, y con los jugadores en los vestuarios, como todos, esperando buenas noticias.
Finalmente, han podido evacuar con pulso al aficionado y su hija, que también estaba muy afectada, y como marca el protocolo, se han jugado los ocho minutos más añadido que quedaban en el momento de detenerse todo. Podían ser unos minutos instranscendentes, y lo han sido para el signo del partido, pero todavía ha dado tiempo para que Robert Lewandowski cambiara su uniforme de goleador por el de asistente y le regalara el 0-3 en Ansu Fati.
Y todavía ha habido tiempo para un gol más. Ousmane Dembélé, ya en el tiempo añadido, se ha inventado una jugada en solitario, y bordeando la frontal del área, ha lanzado un latigazo que, con la colaboración de Ledesma ha acabado significando el 0-4 definitivo para cerrar un partido que ha servido para recordar las verdaderas prioridades, las personas.