El fútbol es un deporte totalmente imprevisible. Este domingo, el Espanyol ha ofrecido una versión muy discreta en Ipurua contra el Eibar, pero aun así se ha acabado llevando los tres puntos gracias a los goles del Chucky Ferreyra y Esteban Granero (1-2) cuando sólo quedaban 15 minutos de partido. De esta manera, el conjunto de David Gallego ha remontado la diana inicial de Iván Ramis, han puesto punto final a una sequía de tres partidos sin ver portería, y han firmado la primera victoria del curso en la Liga.
El Eibar manda en la primera parte
Como el Espanyol, el Eibar afrontaba la cuarta de jornada de Liga después de haber sumado un punto de nuevo posibles. Este domingo, sin embargo, los armeros contaban con un factor diferencial: su estadio.
Después de haber tenido que jugar fuera de casa en las primeras tres citas del campeonato por unas obras, el Eibar ha vuelto a Ipurua, uno de los feudos más particulares de la Liga. En un campo tan pequeño, el conjunto de José Luis Mendibilibar puede ejecutar a la perfección su plan de juego, que consiste en presionar muy arriba y bombardear constantemente el área contraría con centros.
David Gallego, por su parte, ha querido paliar la sequía ofensiva de su equipo -que todavía no había mojado en la Liga- situando a dos delanteros puros como el Chucky Ferreyra y Jonathan Calleri en punta. La estrategia, sin embargo, no ha funcionado en ningún momento.
El Eibar ha sido el claro dominador del primer tiempo, aunque no ha contado con ocasiones claras para marcar. Sólo Sergi Enrich y el catalán Edu Expósito, en los minutos 41 y 45, han intimidado a Diego López con una golpe de cabeza desviado y un remate cruzado desde la media luna.
Los pericos, en cambio, sólo han contado con una oportunidad para estrenarse. La ha protagonizado Calleri en el 14, cuando ha aprovechado una falta de entendimiento entre Marko Dmitrovic y Anaitz Arbilla para poner la punta de la bota en el área enemiga.
Remontada increíble
Normalmente, cuando los partidos cuentan con pocas jugadas ofensivas, el resultado se acaba decidiendo por pequeños detalles. Eso es lo qué ha pasado en Ipurua, y es que el primer gol del conjunto local ha llegado en una jugada a pelota parada.
Cuando se había disputado una hora de partido, Iván Ramis ha perforado la portería de Diego López después de aprovechar una falta picada por Fabián Orellana. El central mallorquín, con un gran giro de cabeza, ha situado la pelota en el palo largo de la portería, donde ninguno de los futbolistas blanquiazules podían llegar.
Gallego ha reaccionado inmediatamente con un cambio revelador: se ha marchado Marc Roca y ha entrado Matías Vargas. El técnico catalán necesitaba un gol para empatar, pero también para poner punto final a una terrible racha sin ver portería.
Lo cierto es que su equipo no estaba contando con ocasiones claras para empatar, pero cuando quedaban 15 minutos ha sucedido un hecho clave. Ramis se ha hecho daño y se ha tenido que marchar del terreno de juego, dejando paso a Sergio Álvarez, un mediocampista reconvertido a central.
Dos minutos después de entrar en escena, el defensa del Eibar ha quedado retratado en un cara a cara con Ferreyra, en que se ha escapado en profundidad y ha batido Dmitrovic con sangre fría. Después de rematar, el delantero argentino se ha lesionado y ha tenido que ser sustituido.
El adiós del Chucky, sin embargo, no ha parado la ambición del Espanyol y tampoco la empanada de Sergio Álvarez. En el 79, el central ha cometido un error fatal en la salida de pelota, ha entregado el esférico al Mono Vargas y este, después de internarse en el área, ha regalado el gol a Esteban Granero, que había entrado en el lugar de Ferreyra.
Después del gol, el Eibar ha buscado el gol en la desesperada, pero lo único que ha encontrado ha sido una expulsión por segunda amarilla de Naldo. El hecho de jugar con 10 jugadores durante el tiempo de añadido, sin embargo, no ha impedido que el Espanyol ligara los tres puntos. Después de tres partidos decepcionantes, los pericos firman la primera victoria de la temporada en la Liga gracias a una remontada extraordinaria que le permite salir de la zona de descenso.