El Barça ha sido capaz de salir triunfador del primer Clásico en la Eurolliga de esta temporada (75-73) contra un Real Madrid que ha ido a remolque de los blaugrana durante 39 minutos a pesar de poner el miedo en el cuerpo de todos los barcelonistas en el tramo final. Pero finalmente, un Palau Blaugrana con el ambiente de las grandes noches por fin ha podido celebrar que ha derrotado a su máximo rival.

Inicio fulgurante del Barça con Satoransky al mando

El Barça ha querido saltar a la pista con ganas de imprimir sobre la pista su plan de partido, y ha funcionado. Ante un Real Madrid que se ha convertido en la bestia negra particular de los blaugrana, que habían perdido cinco de los últimos seis Clásicos, incluyendo unas semifinales de la pasada Eurolliga, la final del play off por el título de liga y la Supercopa Endesa de solo tres semanas antes, los de Jasikevicius han empezado mandando.

Con Tomas Satoransky como líder culé tanto en la dirección del juego como en anotación, el primer parcial importante del partido ha sido el 16-6 inicial, que ha obligado a Chus Mateo a pedir el primer tiempo muerto para intentar parar al base checo, que estaba haciendo mucho daño en el poste bajo utilizando su cuerpo contra un jugador menos físico como el 'Chacho' Rodríguez. A pesar de una mínima reacción de los blancos al salir del tiempo muerto con cinco puntos seguidos, Satoransky y Kalinic han mantenido la ventaja culé al final del periodo (24-15).

El Barça intenta romper el partido

En el segundo cuarto, el guion ha sido bastante similar, pero con diferentes protagonistas. Por parte barcelonista, ha emergido la figura del otro checo del equipo, Jan Vesely, que ha anotado los seis primeros puntos de su equipo para resistir al intento merengue de acercarse en el marcador. Cuando el Madrid se había puesto a tres (30-27), los blaurana han endurecido la defensa y han vuelto a brillar en ataque con 10 puntos de forma consecutiva. La primera mitad tenía un protagonista escondido, el exbarcelonista Mario Hezonja, ahora de blanco, que ha cerrado el primer tiempo con un triple para recortar ligeramente la distancia (40-30).

A la reanudación, los de Saras Jasikevicius han amenazado con romper el partido con cinco puntos seguidos de Sanli y un triple de Satoransky para intentar hundir un Madrid que resistía gracias a Tavares i Hezonja (50-36). El Real Madrid ya ha ido visiblemente precipitado y a contracorriente, con Tavares sumando su tercera falta con más de 14 minutos todavía por disputarse.

El Barça gana y se saca varios pesos de encima

Además, en el Barça ha aparecido el talento para encadenar un alley oop espectacular de Vesely asistido por Jokubaitis con un triple de Laprovittola que ha vuelto a forzar un tiempo muerto madridista (57-43) poco antes de que el Madrid encadenara nueve puntos seguidos previos a que Jokubaitis cerrara el cuarto con una canasta sobre la bocina que mantenía el partido los blancos a más de 10 puntos (63-52) con 10 minutos por delante.

Al principio del último cuarto, el Barça ha alcanzado la máxima ventaja del partido, de 17 puntos, gracias al acierto de sus hombres altos, Sanli y Tobey. Pero el Madrid nunca muere mientras el partido no haya acabado del todo, y con dos triples seguidos se han vuelto a situar 11 puntos por debajo. Los nervios han empezado a instalarse cuando los blancos, a 15,9 segundos para el final sólo perdían de dos (75-73).I al Barça le ha entrado el pánico escénico. Una pérdida muy infantil le ha dado la pelota a los blancos para remontar el partido y hundir al Palau, pero el triple de Llull no ha entrado y de la posible taquicardia barcelonista se ha pasado a la euforia en un Palau lleno hasta la bandera.

Porque con esta victoria, el Barça se saca varios pesos de encima. El primero, y más evidente de todos, el de ganar al máximo rival, una cosa que sólo había podido hacer en una vez de las últimas seis. Pero además, el comienzo de curso blaugrana estaba dejando muchas dudas, habiendo perdido uno de los dos primeros partidos de liga y en la jornada inaugural de la Eurolliga. Ahora, este triunfo tendría que suponer una sobredosis de confianza para creer que el equipo competirá y puede ganar a absolutamente todo el mundo, incluida su bestia negra, por mucho que toque sufrir.