El Girona ha conseguido salvar un punto desde los 11 metros en Mallorca (1-1) en un partido que ha acumulado toda la actividad en los últimos minutos. Los gerundenses han merecido los tres puntos, pero a un Riquelme brillante sólo le ha faltado la definición para desencallar el partido antes. Los mallorquines se han adelantado con un gol de Raíllo y, cuando todo parecía perdido, un penalti sobre Manu Vallejo lo ha convertido Samu Sáiz en el empate definitivo.
Riquelme aglutina todo el peligro del Girona
Después de un final de mercado frenético por parte de los gerundenses, el principal nombre propio del once de los de Míchel ha sido la inclusión, como titular, de Oriol Romeu. El de Ulldecona, con la acumulación de lesiones en la sala de máquinas entre Yangel Herrera y Ramon Terrats, se ha visto obligado a ser el ancla gerundense en territorio mallorquín. Pero la baja más sensible, deportivamente pero también a nivel emocional, es la de Stuani, ausente hasta que se recupere de una arritmia cardiaca detectada en los últimos días. Pero con el pitido inicial, el Girona ha salido decidido a adelantarse en el marcador para sumar la primera victoria a domicilio.
Y prácticamente todo el peligro de los gerundenses salía de las botas de Rodrigo Riquelme. Ausente en la derrota contra el Celta por unos problemas físicos en el hombro, el futbolista cedido por el Atlético de Madrid ha tenido, desde el balcón del área, hasta tres ocasiones de peligro antes de la primera media hora de juego. Al joven mediapunta, que le sobra el talento, le ha faltado precisión para traducir las ocasiones en goles, y el Mallorca ha despertado.
Susto para el Girona en forma de penalti anulado
Juan Carlos, el portero de los rojiblancos, ha tenido que aparecer dos veces seguidas, y a la tercera, ha cometido penalti. O eso había indicado en primera instancia el árbitro Díaz de Mera. Porque, después de consultar la jugada en el VAR, se ha visto claramente que el portero rechazaba la pelota con el puño y después impactaba, sin poder hacer nada para evitarlo, con un jugador balear. En definitiva, no era penal y el partido ha llegado al descanso sin ninguna alteración en el marcador.
Al volver de vestuarios, el guion parecía el mismo. Riquelme seguía siendo el mejor de los catalanes, y primero en una falta parada por Rajkovic y después en un tiro demasiado alto, tampoco ha podido perforar la red de los isleños. El ritmo era más fluido que en la primera mitad, con menos interrupciones pero un juego duro y poco atractivo. El árbitro no ha sido capaz de detenerlo y el público local lo protestaba absolutamente todo.
Final alocado con un gol por equipo
Con el movimiento en los dos banquillos, el Girona ha vivido los debuts de Toni Villa y Manu Vallejo, pero la ocasión más clara ha llegado de los pies de uno de los que ya estaban, y que llevan unos cuantos años. El joven Arnau Martínez, formado y forjado en el fútbol base gerundense, en su primer partido como a titular en Primera, ha cruzado en exceso un disparo peligrosísimo que habría podido dar el triunfo a los catalanes.
Y, a veces, los tópicos son sólo eso. Construcciones del lenguaje sin demasiado sentido. Pero, en muchas ocasiones, acaban siendo realidad. Y en el Visit Mallorca Stadium se ha cumplido aquel que dice que cuando perdonas, lo acabas pagando. Y, en un córner que no parecía generar demasiado peligro, un error en el marcaje ha provocado que Raíllo bajara la pelota dentro del área y superara a Juan Carlos con un disparo potente.
Parecía que los gerundenses volverían de las Baleares con las manos vacías, pero los catalanes no han perdido la fe y, tirando otra vez de tópicos, han demostrado que, hasta el rabo, todo es toro. Se han negado a aceptar una derrota que era del todo inmerecida. Y, gracias a un penalti muy claro de Copete sobre el recién llegado Manu Vallejo lo ha transformado Samu Sáiz, en el tiempo añadido, para cerrar un final de partido loco que sirve para que el Girona sume su primer punto a domicilio en el retorno a la Liga Santander.