El Real Madrid ha vuelto a demostrar en la victoria contra el Leipzig (2-0) que no le hace falta jugar un fútbol brillante ni disfrutar de muchas ocasiones para ganar partidos. En un encuentro gris durante muchas fases, los dos golazos de Fede Valverde y Marco Asensio han dado los tres puntos a los blancos para seguir en su temporada perfecta, también en la Champions League.
Vendaval inicial sin premio para el Leipzig
Si alguna palabra puede utilizarse para definir el estilo del Leipzig esta es desacomplejado. A los alemanes les pueden salir mejor o peor las cosas, pero su núcleo de futbolistas, que han ido creciendo juntos, son muy dinámicos y garantizan un fútbol ofensivo y atractivo para el espectador neutral. Y más todavía con la llegada de Marco Rose al banquillo en el lugar de un Domenico Tedesco crucificado después de dos goleadas encajando cuatro goles por partido. Rose es claramente un continuista de la filosofía del club, y la conoce bien después de haber pasado por el banquillo del Salzburgo, del mismo grupo empresarial.
Así pues, a los de la Red Bull no les han atemorizado los focos del estadio del campeón de Europa, y no ha hecho falta esperar demasiado para ver las primeras embestidas de los toros rojos, jugando de negro el templo blanco, en un contraste cromático y de intensidad. Primero, el omnipresente Christopher Nkunku se ha quedado solo ante Courtois, pero el portero belga ha respondido con una mano fuerte y complicada a su tiro raso. El Real Madrid seguía sin hacer acto de presencia cuando en el minuto 20, el tiro con el interior de Forsberg salía ligeramente desviado a la izquierda de un Courtois desesperado con sus compañeros.
Nkunku, omnipresente pero tarde
La efímera reacción de los madridistas, personificada en un disparo con poca malicia de Camavinga ha sido poco menos que un espejismo. Dos minutos después, Nkunku ha vuelto a aparecer en el área contraria pero la presencia de Tchouaméni ha impedido que su compatriota pudiera intimidar a Courtois. Al mismo Nkunkiu le han faltado un par de números de pie por convertir en el 0-1 un pase muy bueno de Timo Werner. Eran los últimos compases de la primera mitad, y cuando se acercaba el minuto 40, Luka Modric ha tenido la primera con cierto peligro para los blancos, con un disparo lejano que no ha dirigido entre los tres palos.
La afición merengue esperaba un inicio de segundo tiempo muy diferente al de la primera mitad, pero ni mucho menos. Seguía siendo el Leipzig quien vivía casi instalado en campo contrario y el tridente ofensivo de los blancos, hoy formado por Rodrygo, Vinícius y Fede Valverde, intentaba estirar al equipo sin éxito. Ancelotti, desde el banquillo, no lo veía nada claro, y ha hecho un movimiento sorprendente. El primero en saltar al partido ha sido un Asensio que parecía defenestrado y que en el último partido protagonizó un enfado monumental cuando vio que no jugaría.
Fede Valverde sale al rescate del Real Madrid
El balear no ha tenido la influencia que deseaba Ancelotti de inicio, pero su presencia en la banda derecha ha acabado resultando decisiva. Primero, Vinícius ha perdonado el gol en el minuto 70, y el mismo Asensio, en segunda instancia, se ha precipitado con una vaselina muy desviada. Después, el protagonismo absoluto ha recaído en Fede Valverde.
Porque, entonces, el uruguayo ha retrasado su posición en medio del campo, y con campo para correr, es letal. A 10 minutos para el final, y cuando podían volar los primeros puntos de la temporada para los madridistas, el único que ha volado ha sido "El Pajarito" para recoger una asistencia de Vinícius, y, después de recortar dentro del área con toda la sangre fría del mundo, acariciar la pelota con la izquierda para hundir al Leipzig y hacer estallar un Bernabéu que parecer disfrutar más cuando las victorias son injustas. Pero si faltaba una dosis de reivindicación, Asensio la ha reclamado. Ha entrado pitado, pero ha acabado ovacionado después de sentenciar el partido con un golazo en el añadido por sentenciar el duelo y, finalmente, darle la razón a Ancelotti.