El grupo de la CUP-Capgirem en el Ayuntamiento de Barcelona ha presentado un recurso al contencioso administrativo en el cual pide al juez que paralice el proyecto del Espai Barça, que incluye la remodelación del Camp Nou y reurbanizar todo el entorno del estadio del Barça.

La CUP quiere paralizar el proyecto para abrir "un espacio de debate en torno a esta obra faraónica que tiene previsto llevar a cabo el Futbol Club Barcelona".

El pasado 12 de abril, el ayuntamiento gobernado por Ada Colau y el Barça llegaron a un acuerdo, que calificaron de "histórico", para reordenar todo el entorno de las instalaciones del club. Un proyecto que tiene previsto empezar en verano de 2019 y que permitirá "abrir a los vecinos" el Camp Nou, y que no tendrá coste para el consistorio. La comisión de gobierno de la ciudad dio luz verde a este nuevo planteamiento urbanístico, cuyas obras tendrían que durar cuatro años.

FC Barcelona

El proyecto prevé que las instalaciones deportivas dejen de ser "una barrera urbana" y generará "un nuevo espacio de uso ciudadano", y además el Barça asumirá la mejora de la ordenación y la urbanización de las calles Arístides Maillol y de la Maternitat. El proyecto prevé soterrar todo el aparcamiento y crear otro de autocares, integrado en las instalaciones.

El club asumirá todos los costes derivados de las obras de urbanización de las calles, los nuevos espacios libres de carácter público y los nuevos espacios de uso público del recinto, que tendrán un coste total de más de 125 millones de euros. El proyecto global del Espai Barça, de su lado, tendrá un coste total de 639 millones de euros (incluidos los 125 ya citados).

Para llevar a cabo el proyecto el ayuntamiento ha tenido que aprobar provisionalmente una Modificación del Plan General Metropolitano (MPGM). Con esta reordenación, las zonas verdes públicas crecerán en más de 23.000 metros cuadrados y el recinto del Camp Nou estará totalmente abierto al público, excepto los días que haya partido. Además, se reservan 243.400 metros cuadrados sobre rasante para los equipamientos privados del recinto (el futuro Camp Nou y el nuevo Palau Blaugrana, además de espacios como la Masia o el museo del club).

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, dijo entonces que el Camp Nou "vive de espalda a su entorno y había una demanda de mejorar mucho el espacio urbanístico" y consideró que era una "asignatura pendiente", a la hora que celebró el "consenso" alcanzado con la totalidad de grupos parlamentarios (a excepción de la CUP). El presidente del Barça, Josep Maria Bartomeu, también defendió que el proyecto era "una propuesta equilibrada e integradora entre lo que el club necesita, las reivindicaciones vecinales y las necesidades del Ayuntamiento".