El Real Madrid, salvo sorpresa, ya da por cerrado su mercado de fichajes, en el capítulo de entradas. Con la incógnita de si se fichará algún delantero suplente para Karim Benzema, porque no se confía en Mariano, Carlo Ancelotti dispondrá de las caras nuevas de Aurélien Tchouaméni y Antonio Rüdiger respecto a la pasada temporada, con una plantilla que, ya de por sí, fue campeona de la liga española y de la Champions League. El encaje deportivo de los nuevos depende de como consiga integrarlos el entrenador italiano, pero hay otros aspectos que depende de la gestión propia de los jugadores.
El 18 de Bale y el 22 de Isco, heredados por los fichajes
Uno de estos aspectos hace referencia al dorsal que deben lucir a sus espaldas los nuevos fichajes. Con Tchouaméni, un jugador con apenas recorrido en el fútbol de élite, no ha habido problema, y el centrocampista francés jugará con el número 18, un número inédito en su carrera, pero uno de los pocos que quedaban libres en el equipo, después que lo llevara Gareth Bale el último curso. El galés fue uno de los tres que se marchó tras acabar su contrato, junto a Marcelo, que liberó el 12 que hereda un Odriozola que vuelve tras cesión, y también Isco.
El mediapunta, ya nuevo futbolista del Sevilla, dejó huérfano el número 22 que vestirá precisamente Antonio Rüdiger. Al contrario que el caso de Tchouaméni, Rüdiger sí que había tenido un dorsal fijo desde 2015, y ese era el 2. Primero en la Roma, luego en el Chelsea, y también en la selección alemana, el teutón siempre ha jugado con ese dorsal que, en el Santiago Bernabéu, es propiedad exclusiva de Dani Carvajal.
Carvajal no cede el 2 a Antonio Rüdiger
El lateral de Leganés lleva desde 2016 con el mismo número, y no había ninguna duda sobre que seguiría siendo así. Por mucho que Rüdiger prefiera jugar con el 2, eso es algo imposible de madridista, y por eso el alemán ha tenido que doblar su deseo y jugar con el 22, con dos números dos.
Aunque pueda ser un detalle menor, también habla de la jerarquía de unos y otros. Porque si miramos hacia Barcelona, se ha producido un caso interesante con la llegada de Robert Lewandowski. El polaco, que juega con el 9 desde 2011, en el Borussia de Dortmund y que es uno de los goleadores del Siglo XXI, se encontró que en el Barça ese número lo llevaba Memphis Depay, pero Joan Laporta y el club actuaron y se lo han dado al polaco. En Madrid, en cambio, Rüdiger no se ha ganado ese estatus y jugará con el 22 de Isco.